Costa Prat, Amadeu

Fechas
Nacimiento: 
4 de enero de 1916, en Tona (Barcelona)
Profesión religiosa: 
15 de agosto de 1932
Martirio: 
26 de julio de 1936, en Lleida

Patllari Costa y Rosa Prats, matrimonio profundamente cristiano, son los padres del beato Amadeu Costa Prats, que nació en Tona el 4 de enero de 1916 y recibió el bautismo el día 7 del mismo mes y año. Recibió la confirmación en marzo de 1918 de manos del obispo de Vic. Muy pronto ejerció de monaguillo en la parroquia de Tona.

Ingresó, todavía niño, en el seminario diocesano de Vic, pero la noticia del martirio en México del P. Andreu Solà desveló en él la vocación de misionero claretiano. Continuó los estudios de las humanidades en Cervera y a su tiempo cursó en Solsona y Cervera los primeros cursos de teología, con mucho aprovechamiento, como consta por las calificaciones que obtuvo en los grados internos de bachillerato, 29 de 30 y de licencia 34 de 40. Como escribía a su padre en agosto de 1935, “obtuve el título de doctor en Filosofía (con carácter interno) y las demás notas han sido excelentes. Solo en música no descuella tanto.

Dedicó el curso 1930-1931 para hacer el año de noviciado que culminó con la profesión religiosa el día 15 de agosto de 1931.

Gozaba de buena salud. Él mismo escribía a su padre:

Desde que estoy en la Congregación, no he tenido que acostarme ni siquiera media hora antes, por encontrarme mal, y cuando estaba aquí ya saben perfectamente que tampoco nunca estuve enfermo”.

Con un tono humorístico en 1935 a propósito de un futuro destino a misiones lejanas escribía:

 “¿Ya le han solucionado la consulta –al Párroco– de si es lícito rogar para que no tenga que ir a las misiones? Esto evidentemente sería rogar para que no fuera misionero en el sentido estricto de la palabra, pues misionero se deriva de misión…”

Tenía buena disposición para la literatura. Con motivo de las fiestas centenarias de la ordenación sacerdotal del Beato P. Antonio M. Claret en Solsona, Amadeu compuso la poesía que uno de los ordenados leyó por exigencias del guión. A él le cupo también el honor de representar con otros cuatro o cinco a la comunidad de Solsona en la colocación de la primera piedra para la continuación de las obras de la Iglesia del monasterio benedictino de El Miracle. “A mí me tocó llevar la imagen de la Virgen”.

De Solsona pasó a Cervera para continuar la teología. No pudo terminarla porque el 26 de julio de 1936 dio la suprema prueba de su fidelidad y amor a Cristo y a la Congregación con su propia sangre. Compartieron su martirio el P. Manuel Jové y otros trece compañeros suyos de carrera.