Vázquez Santos, Vicente

Fechas
Nacimiento: 
23 de agosto de 1915, en Villada (Palencia)
Profesión religiosa: 
25 de agosto de 1931
Martirio: 
26 de julio de 1936, en Lleida

El beato Vicente Vázquez Santos nació en Villada (Palencia) el 23 de agosto de 1915 y fue bautizado el día 29 del mismo mes y año. Fueron sus padres Vicente y Concepción. Fue confirmado el 16 de octubre de 1918.

No fue fácil la infancia de Vicente: a los 3 años perdió a su padre. Su hermanita mayor tenía 5 y el hermano menor 1. La madre viuda, que llevó la familia adelante con todas las limitaciones que se suponen, murió en Amposta el 1961. Su familia guarda como reliquia una cruz sobre madera claveteada que hizo Vicente a sus 8 ó 9 años. La madre la tenía en la cocina, presidiéndola.

Vicente, que ofrecía buenas perspectivas vocacionales, ingresó el 15 de agosto de 1926 en el seminario claretiano de Alagón, a la sombra del P. Anastasio Vázquez, un tío suyo ya sacerdote misionero en Brasil. Allí estudió dos cursos de humanidades y el 7 de agosto de 1928 los continuó en Cervera. Acabado el noviciado, hizo sus primeros votos en Vic el 25 de agosto de 1931. En Solsona cursó la filosofía en los años 1931 al 1934. Y dos años de teología en Cervera.

Un condiscípulo le describe como bueno, piadoso, de buen talento, estudioso. Distinguióse por su afectividad y atención y servicialidad… Cortesía, distinción, franqueza...

Otro compañero recuerda las muchas horas de recreo que pasaban el Sr. Vázquez y él en un rincón del claustro de Solsona haciendo rosarios. A centenares; una industria. Con un ideal: colaborar económicamente a la construcción del Templo al Corazón de María en Roma. ¡Era muy bueno, el Sr. Vicente Vázquez!

Pero donde sobresalió el Sr. Vázquez fue en lengua griega que dominaba y hablaba con naturalidad. Conversaba normalmente en griego con Amat Amalrich. Recibía semanarios de Atenas y colaboraba en ellos.

En carta a su hermano Emiliano le escribía:

“También expresaba [a mi hermana Teodora] la satisfacción que experimenté al ver en la revista griega, que cada semana recibo, una carta mía dirigida al Sr. Director, quien me decía desde la misma revista, le había agradado mucho por el aprecio y simpatía que yo mostraba por su país y por mi interés a favor de la revista. En marzo recibí una tarjetita muy amable y afectuosa de un Sacerdote de Atenas, redactor de la revista. Ya ves, Emiliano, si puedo estar satisfecho al verme honrado de esta manera por los simpáticos Helenos. Pienso ir adquiriendo poco a poco con la venia de los Padres Superiores algunos libros griegos de interés, pues deseo conocer bien la lengua griega, tanto antigua como moderna y el país de la belleza y del arte”.

Con paciencia benedictina fue recogiendo los errores que encontró en la “Hellenikon Gymnasion” elaborado por su profesor el P. Alexander Scwienteck en orden a su publicación.

“El amor que a V. R. profeso y los ardientes deseos de que su digna obra salga a la luz pública lo más esmerada y perfecta que sea posible… ha sido el móvil que me ha inducido a enviarle algunas erratas. Considere este trabajillo como una de mis sinceras muestras de gratitud a sus favores”.

Ya soñaba en el regalo que P. Anastasio, su tío claretiano del Brasil, le preparaba:

Hace algún tiempo recibí carta de tío Anastasio y me decía que me tenía preparado un Breviario nuevecito para cuando reciba la Orden del Subdiaconado. Pero quizás se halla todavía un poco lejana esta fecha.

No necesitó ya el breviario, puesto que el 26 de julio de 1936 selló con su sangre la fe que profesaba junto con el P. Manuel Jové y sus 13 compañeros de vida religiosa y misionera.