Cerdà Cantavella, Antonio

Fechas
Nacimiento: 
25 de septiembre de 1915, en Xàtiva (Valencia)
Profesión religiosa: 
27 de septiembre de 1931
Martirio: 
26 de julio de 1936, en Lleida

Contrasta la abundancia de fotografías del beato Antonio Cerdà con la falta de noticias sobre su persona y su vida. Poco, pero interesante. Así su formador el P. Felipe Calvo la describe con los siguientes rasgos:

Alma ingenua, dócil y piadosa; temperamento ecuánime y pacífico, sin pretensiones ni penas. Talento aprovechado. Siempre a flor de labios la sonrisa inocente, parecía contento de estar cada día y hora bien con Dios y con los hombres, pues era piadoso y afable”.

Es difícil decir más y mejor de un estudiante claretiano de los años 30 del siglo XX.

Antonio Cerdà Cantavella nació en Xàtiva el 25 de septiembre de 1915 y recibió el bautismo el día 27. Fue confirmado el día 21 de mayo de 1924. A los ocho años recibió la primera comunión.

Sus padres se llamaban Antonio, ebanista, y María, de gran piedad que infiltraron en sus hijos más con el ejemplo que con las palabras. Porque Antonio tuvo dos hermanos claretianos: Enrique, que nació en enero de 1910, profesó en agosto de 1927 y falleció el 20 de diciembre de 1933. El otro claretiano es el Hno. coadjutor José María, nacido en 1904 murió mártir ignoto die en noviembre de 1936. En el catálogo de 1935 figura en la comunidad de Requena.

Antonio asistió de niño al colegio que los Claretianos dirigían en Xàtiva y de ellos bebió la vocación misionera. A los 11 años ingresó en el seminario claretiano de Alagón y fue continuando sus estudios de humanidades, filosofía y teología en los centros de Cervera y Solsona. Tenía afición a la música y aprendió a tocar el piano. Pronunció sus primeros votos en Vic el día 27 de septiembre de 1931.

De su buen espíritu y deseos de perseverar en su vocación da testimonio la petición al gobierno general de profesar perpetuamente. La firmaba el 12 de julio de 1936, cuando se mascaba el ambiente revolucionario y persecutorio de aquel año, unos días antes de estallar la guerra civil. La pedía para el 27 de septiembre, cuando ya Antonio Cerdà Cantavella habría sellado con su sangre su deseo de continuar siendo para siempre C. M. F.

El 26 de julio de 1936 sufrió el martirio en el cementerio de Lleida junto con el P. Manuel Jové y trece compañeros claretianos.