Don Bosco, un don de Dios a la Iglesia y la humanidad

01/02/2015
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En la fiesta de san Juan Bosco, 31 de enero, la comunidad salesiana de Lleida y las comunidades que atienden pastoralmente, han celebrado una eucaristía como clausura de los actos que a lo largo de la semana han tenido lugar para conmemorar el bicentenario del nacimiento de Don Bosco.

Dado que la parroquia San Agustín de la Bordeta está en obras, la eucaristía tuvo lugar en el salón parroquial. Esto no ha sido impedimento para hacer una gran, participada y vivida celebración. El lugar ha sido insuficiente para acoger feligreses de las parroquias, amigos y simpatizantes de la obra de Don Bosco, sacerdotes del arciprestazgo "Periferia" y de otras comunidades religiosas de Lleida, autoridades locales y vecinales, y la Coral "Veus del Camp” del Soleràs, que con sus cantos, ayudó en la oración.

A lo largo de la celebración se ha expuesto, de diversas maneras, la figura y la obra de Don Bosco. Desde el principio, el salesiano Joan Valls ha situado el acto como una acción de gracias por la labor pastoral que los salesianos y salesianas, sacerdotes y laicos vinculados a Don Bosco, han realizado en todo el mundo en favor de los más desfavorecidos, principalmente niños, adolescentes y jóvenes. Añadió que, además del agradecimiento, es un momento bueno para actualizar el carisma de Don Bosco y prever hacia dónde habrá que trabajar en un futuro.

En la homilía, el obispo Joan resaltó la gran obra de Juan Bosco, marcada por la ternura para con los niños y jóvenes. Ternura que seguro debía recibir de su madre (era huérfano de padre desde los 3 años). Señaló que, a pesar de las dificultades en que tuvo que trabajar, Don Bosco se fió y contó con los jóvenes. En ellos veía la bondad que había que hacer aflorar. Y cuestionó a los presentes, cómo se podría actualizar hoy en Lleida, la tarea de Juan Bosco, de acompañar con ternura y bondad. Sería necesario que cada uno, autoridades y comunidad toda, vea qué parte de responsabilidad tiene y qué puede aportar para que los niños y jóvenes en situación de exclusión social, sean tratados con dignidad.

En la oración de los fieles se tuvieron presentes todas las obras pastorales que llevan los salesianos, en Lleida y en todo el mundo.

No faltó el capítulo de agradecimientos por parte del P. Joan Valls: al alcalde de Lleida Àngel Ros y el resto de autoridades locales y vecinales, a la vocación salesiana, a los niños, adolescentes y jóvenes con quienes trabajan, a las parroquias atendidas por los salesianos, Bordeta y Magraners, en Lleida, y el Soleràs y Grenyana en las Garrigues, a la coral “Veus del Camp”, y cómo no, al Hogar de Jubilados de la Bordeta, que ha facilitado sus dependencias para algunos actos. Añadió que, aunque los tiempos sean difíciles, cuentan con la compañía del Señor y la misión vale la pena. Por tanto, ¡GRACIAS y adelante!

A continuación se procedió a la entrega de un cuadro de Don Bosco con una frase suya "No es suficiente que améis a los jóvenes, es necesario que ellos se sientan queridos". Según explicó su autor, Amadeu Bonet, cada una de las partes del patchwork digital que forman el rostro de Don Bosco, quiere representar las personas atendidas por salesianos. La eucaristía terminó con un canto a la Virgen.

Después, la coral del Soleràs "Veus del Camp", dirigida por la señora Mª Carmen Valls, ofreció un precioso concierto, parte de lo que han preparado con motivo de su 60 aniversario, con piezas románticas, tradicionales catalanas, entre otras, finalizando con “el cant de la senyera”, cosa que los asistentes agradecieron y, poniéndose de pie, cantaron con entusiasmo..

Por último, un piscolabis en el Hogar de los Jubilados de la Bordeta, donde siguió la fiesta de celebración y la acción de gracias por el bicentenario de Juan Bosco que, como dijo el obispo Joan, personajes como éste, son un don de Dios a la Iglesia y la humanidad.

Conchita López Torres