Corpus Christi

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 19 Junio 2022
En tu pan que descubrimos tu Amor

Aquí nos tienes, Señor,
anhelando el pan de cada día,
el alimento y palabra cotidianos,
para volver a los caminos
con alegría y renovada esperanza
y seguir siendo testigos de tu nombre,

Gracias, porque es en tu pan
que descubrimos tu Amor, que nos sobrepasa
porque no sabe de negocios, ni de deudas.
En tu pan los encontramos a todos;
a los que nos han dejado,
a los que se han alejado,
a los que llevamos en el corazón,
a los que todavía no hemos abrazado.

Gracias porque es en tu pan
que nos urge el perdón, el tuyo y el del amigo,
y aprendemos a renunciar
a tener la última palabra,
en favor de la reconciliación.

Queremos transformar nuestras indiferencias
en amor, serenar nuestra impaciencia
y vencer la tentación de la mediocridad.

Gracias porque es en tu pan
que reconocemos que todo es tuyo:
las alegrías y las penas,
las ilusiones y fracasos.
Es en tu presencia, Señor,
que hoy de nuevo te pedimos
que te hagas presente en ese pan y vino,
para saberte para siempre con nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
La Eucaristía, signo de unidad y de amor

Señor, que recordemos
que en tu mesa cabemos todos.
Los que comulgan
y los que viven la Eucaristía como espectadores.
Que nuestras celebraciones
sean signo de unidad y de amor.

Haznos comprender, Señor,
que tu Palabra acompañada de la Eucaristía
es símbolo de la hospitalidad
que es el sello de la comunidad cristiana.

La fiesta de Corpus
es la fiesta de la antiviolencia,
del respeto a la vida y a los cuerpos humanos.
Con esta fiesta, Señor,
queremos manifestar al mundo que la sangre
debe ser símbolo de vida y nunca de muerte.

Sabemos, Señor,
que te adoramos cuando renunciamos
a cualquier forma de violencia,
cuando no incitamos a ella,
cuando derramamos la paz
y los sentimientos de hospitalidad hacia todos.

Señor, hoy, día de la Eucaristía
no termina con la celebración,
sino que actúa en toda nuestra vida,
nos transforma y transforma
a cuantos hay a nuestro alrededor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que nuestra vida sea una verdadera Eucaristía

Señor Jesucristo,
en la celebración de tu Cuerpo y Sangre
te pedimos que nuestra vida
sea una verdadera Eucaristía.

Que sepamos vivir
en acción de gracias y alabanza
por cuanto hemos recibido y recibimos,
sobre todo porque tú eres el gran regalo
para la Iglesia y la humanidad.

Que, como tú, cada creyente sea
como el pan que se parte y se reparte
para bien y provecho de todos.
Y sea también como el buen vino
capaz de generar alegría y esperanza,
signo de una alianza a la que
tú siempre eres y serás fiel, y de la que
también queremos participar plenamente.

Que cuantos nos alimentamos
del pan y vino que ofreces -tu propia vida-
seamos constructores de comunidad y familia,
creadores de unión y nunca de división.

Que entendamos que tu cuerpo glorioso
lo formará toda la humanidad renovada
en la que tú eres y serás la cabeza.

Ayúdanos a preparar este día
alimentándonos y fortaleciéndonos
con el pan de tu palabra y de tu cuerpo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tenemos hambre y sed de vida

Señor Jesús, tenemos hambre y sed de vida,
y de vida en plenitud; por eso te pedimos
que nos des siempre de este pan,
el pan que nos haga entrar en comunión contigo
que nos haga ser una comunidad de 
hermanos y hermanas al servicio de los demás;
el pan que sacie el hambre y la sed de paz,
de justicia, de igualdad, de dignidad que hay
en el corazón de nuestro mundo.

Y tú nos dices: “venid y comed
la mesa siempre está preparada, y
a esta mesa todos son bienvenidos,
nadie es forastero ni puede sentirse extraño”.

Pero nosotros, los que con tanta frecuencia
nos alimentamos de tu palabra
y de tu pan que da la vida eterna,
vivimos aún de espaldas u olvidados
de algunos de nuestros hermanos, sobre todo
si son extranjeros, si pasan hambre, 
si sufren injusticias o buscan
desesperadamente la alegría de vivir.

Y todos los que participamos de la Eucaristía
no siempre vivimos formando un solo cuerpo
porque cada uno se preocupa más
de sí mismo que del bien
de sus hermanos y hermanas.

O veneramos devotamente la Eucaristía
mientras olvidamos a tus hermanos,
miembros de tu cuerpo como nosotros.

Que la conciencia de lo que aún nos falta
nos haga desear más intensamente
tu misericordia y tu amor,
para ser más dignos de recibirte en la Eucaristía.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Corpus

Espigas al sol,
amapola roja,
pámpano lozano,
retama fragante.
De trigo y de uva,
como pan y vino:
el Cuerpo y la Sangre 
de Cristo entregado.

Comida y bebida,
carne de Hijo de hombre,
Jesús, fuente en mí
de vida perpetua.
Jesús por las calles,
loado en el templo;
alfombras de flores,
custodia que inciensan.

Espigas al sol,
amapola roja,
pámpano lozano,
retama fragante.
De trigo y de uva,
como pan y vino:
el Cuerpo y la Sangre 
de Cristo entregado.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Jesús es el verdadero pan de vida venido del cielo

Como un padre que cuida de sus hijos,
Tú, Dios nuestro, nos das el alimento necesario.

No nos abandonas en nuestras inquietudes,
te acercas a nuestra debilidad para atender
nuestras carencias.

Para saciar nuestra hambre
no has tenido suficiente regalándonos la creación,
sino que nos has dado a tu propio Hijo
como auténtico alimento para la vida eterna.

Él ha saciado nuestra sed,
ha satisfecho nuestros anhelos,
ha renovado nuestras fuerzas.
Es el verdadero pan de vida
venido del cielo.

Que sepamos agradecer este don
y también compartirlo.
Llenas nuestra copa hasta rebosar,
y recogemos cestas con las sobras de tu pan,
porque debemos compartir.

No nos lo podemos quedar para nosotros.
Así como Tú nos alimentas,
nosotros te hemos de imitar
y proporcionar a nuestros hermanos
lo que necesitan.
Si Tú eres generoso,
también nosotros tenemos que serlo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret