Domingo XXVIII del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 13 Octubre 2024
Señor, ponemos nuestro corazón en cumplir tu voluntad

Señor, gracias por mostrarnos
la verdad de lo que hay en nuestro corazón.
Lo haces con afecto,
porque sabes que somos enfermos
que desconocen el alcance de su mal.

Solo aceptando nuestra realidad,
presentándonos ante ti tal como somos,
estaremos preparados para recibir tu Misericordia.

Tu Palabra es como una espada
que penetra en lo más profundo de nuestro ser.
No nos gusta descubrir lo que se esconde
detrás de lo que decimos con los labios,
porque nos hace daño.
A pesar de ello, no queremos ser como el rico,
atrapado por sus riquezas,
y dejar tu presencia.

Tú nos esperas en el sacramento de la reconciliación
para perdonarnos
y transformarnos con tu Amor.
Allí recibiremos tu Espíritu de sabiduría,
la mayor de las riquezas
a las que podemos aspirar,

Señor, no queremos poner nuestro corazón
en bienes y reconocimientos pasajeros,
sino en cumplir tu voluntad
y empezar a disfrutar de la vida eterna
que tienes preparada para cada uno de tus hijos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, enséñame a compartir lo que tengo

¡Es tan fácil y tan difícil a la vez
entrar en el Reino de Dios!

Es fácil porque no quieres que nadie se pierda
y lo has hecho todo para abrirnos las puertas.
Es difícil porque hay que dejar atrás
tantas riquezas que nos dan
una falsa seguridad.

Todo lo que tengo viene de ti, Señor,
y me lo has dado para que lo haga producir
en beneficio de mis hermanos,
para que tenga algo que compartir
y así aprenda el arte de amar.

Pero, como un niño con un juguete,
me agarro a lo que me has dado
y me cierro a recibir tantas otras cosas
que quieres compartir conmigo.

Ábreme el corazón, Señor,
ayúdame a vencer el miedo,
enséñame a compartir lo que tengo
y recibiré de ti lo que realmente necesito.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, lo que parece imposible para nosotros es posible si tenemos fe en Ti

Señor, nos cuesta
pasar por el tamiz de la realidad
nuestros ideales religiosos.
Seguirte supone
poner a disposición de los demás
cuanto somos y tenemos.
Nos da miedo, Señor.

Seguimos pensando
que la riqueza «da la felicidad».
Nos da miedo invertir en los demás
nuestro tiempo y nuestros bienes.
Hemos olvidado
que cuanto tenemos es don tuyo.

Señor, la situación social
y económica que vivimos
ha dejado sin nada a muchas personas.
Se ven obligadas a vivir con muy poco.
La angustia y la desilusión
no les ayudan a encontrarte.
Ayúdales, Señor, en lo material
y en lo espiritual.

En el fondo «todos somos
como el personaje del evangelio».
Queremos seguirte pero nos da miedo
perder nuestra seguridad.

Danos fuerza, Señor,
para comunicar esperanza
a los que nada tienen
y en la medida de nuestras posibilidades
crear puestos de trabajo.

Señor, lo que parece imposible para nosotros
es posible si tenemos fe en Ti.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, ayúdanos a seguirte con prontitud

Señor, a veces pensamos que los Mandamientos
son normas más o menos caducadas.
Ayúdanos a descubrir la novedad de vida
que nos ofrecen.

Amar a Dios y no confundirlo con ídolo alguno
es el principio de una religiosidad
acertada i sana.
Jesús, tú nos pides un paso más:
amar a los hermanos con la misma intensidad.

Danos lucidez, Señor, para dejar de lado
todo lo que nos impide seguirte con prontitud.
Que los jóvenes que sientan
la llamada a tu servicio
encuentren en nosotros ayuda y simpatía.

Que los esposos que han dejado todo
para educar a sus hijos,
las personas que han dedicado su vida
a ayudar a los demás
y todos los que han optado
por algo importante en la vida,
se sientan bendecidos por Ti, Señor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Las riquezas y mi riqueza

Jesús,
los humanos pensamos que somos ricos
cuanto tenemos mucho
y nos consideramos buenos
cuando observamos los mandamientos…
Tú vienes a abrirnos los ojos y el corazón
a los valores del Reino.

Me haces comprender
que el valor de la vida humana
no se manifiesta en los bienes que poseo,
sino en lo que soy
y en lo que comparto con amor.

También me recuerdas que en el Reino de Dios
la bondad de una persona no se puede valorar
por su fidelidad a las normas y a las leyes
sino por su capacidad de amar y darse.

Ayúdame a no valorar nunca a las personas
por las apariencias o por lo que ganan o tienen,
sino por lo que son y por lo que dan y comparten.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que estemos siempre abiertos a acoger la Palabra

Señor Jesús, te damos gracias
porque viviste libre de la esclavitud
y la idolatría del dinero
o de la ambición en que todos podemos caer,
y fuiste hermano de todos,
manifestando una atención especial
a los más olvidados de la sociedad.
Gracias también porque así nos das a conocer
dónde está la verdadera alegría.

Por eso te pedimos hoy
la luz del Espíritu y la sabiduría del corazón
para saber escoger lo que nos hace bien,
nos construye como personas
y ayuda a vivir en un mundo más fraterno.

Que estemos siempre abiertos
a acoger la Palabra que penetra nuestro interior
y nos ayuda a distinguir
lo que nos hace bien y lo que nos perjudica;
que en este discernimiento no nos olvidemos
de compartir con los demás,
de vivir generosamente la fraternidad,
ni de permitir que Dios tenga el lugar
más importante en nuestra escala de valores.

Haz, Señor, que a los cristianos de hoy
no nos dominen
los ídolos que se nos presentan,
sino que seamos capaces de seguirte
como hicieron Pedro y sus compañeros:
que éste sea nuestro testimonio de vida.

Que nos ayuden a ello la intercesión de María
y el ejemplo de Teresa de Jesús.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret