Baixeras Berenguer, Miquel

Fechas
Nacimiento: 
14 de febrero de 1908, en Castellterçol (Barcelona)
Profesión religiosa: 
15 de agosto de 1924
Ordenación sacerdotal: 
21 de junio de 1931
Martirio: 
25 de julio de 1936, en Lleida

Miquel Baixeras Berenguer nació en Castellterçol (Vallès Oriental) el 4 de febrero de 1908. Era el cuarto de los hijos del ejemplar matrimonio formado por Francesc y Montserrat. El hermano mayor, Ramon, fue sacerdote claretiano, y otro hermano, el Beato Joan, claretiano también, murió mártir en Barbastro. Tuvo una hermana religiosa Vedruna.

A los once años ingresó en el seminario claretiano de Vic el 14 de agosto de 1919 y en Vic cursó las humanidades. Terminado el noviciado bajo la dirección del P. Ramon Ribera, profesó por vez primera en Cervera el 15 de agosto de 1924. En Solsona cursó la filosofía simultaneándola con el estudio del bachillerato civil. En el seminario conciliar, estudió el primer curso de teología. De Solsona pasó a Cervera para cursar la teología. Recibió la ordenación sacerdotal en Solsona el 21 de junio de 1921. Era muy joven y necesitó dispensa de 10 meses para poderse ordenar.

Su primer destino fue el de profesor en el colegio de externos de Gracia en el curso 1931-1932 y de allí a Solsona para enseñar la lógica a los estudiantes claretianos. Pero un impertinente e insoportable dolor de cabeza le obligó a abandonar la enseñanza, para la que estaba muy bien dotado.

Fue destinado a Lleida como predicador. En la predicación encontró el P. Miquel su centro. Me pongo a escribir sermones y pierdo el mundo de vista, escribía a su hermano Ramon. Y continuaba: O me arreglo en la vida de predicador o mi mal no tiene arreglo o habrá de bajar a la tumba sin arreglar. En otra le decía: En toda la cuaresma no sólo no he tenido un día libre pero ni siquiera un momento…

Al mismo tiempo tomaba el pulso a la situación política cada vez más convulsa. En Lleida fue indescriptible el pánico cuando se supo la derrota apabullante de las derechas. Todo el mundo hablaba de catástrofes y hecatombes. Desde entonces –continúa- las quemas y matanzas y atropellos han invadido la península como una epidemia. Catalunya es un oasis dentro de España (es frase hecha y repetida) pero decía un médico que está “como una botella de champán cuando se le quita la anilla y se ha removido el tapón”. Predicando en Juneda, continúa, me daba la impresión que derechas e izquierdas son dos nubes cargadas de electricidad a punto de deshacerse en rayos.

Llegó por fin lo que muchos temían: el choque de dos dictaduras, la del proletariado y la militar, con las dramáticas consecuencias que conocemos. El Parlamento parece ahora una cueva de ladrones y lo que más abunda son caras de pistoleros: Madrid parece que está a punto de arder. Hay trozos de España en pleno Comunismo.

 Se dice que ya está redactado el decreto de “Disolución de las Congregaciones y Órdenes religiosas y que sólo falta que vaya al BOE y se cree que irá dentro de pocos meses. A ver si tendremos que ir al extranjero o quedarnos en España como sacerdotes particulares. Eso sería un golpe muy fuerte para la Congregación que está concentrada en España. Dios nos ayudará siempre y no nos dejará nunca”.

Por lo demás escribía: Yo estoy bien, gracias a Dios. Tengo siempre a punto un traje de mecánico y una gorra y con un poco de bigote que me deje estaré desconocido. Y concluía: La vida de predicador me prueba cada día más. Ahora estoy convencido de que si en algún ministerio puedo hacer algo de provecho es éste y ningún otro.

Pronto como tantos inocentes daría su testimonio no hablando sino muriendo el día 25 de julio de 1936, un día antes que lo diera un grupo de jóvenes estudiantes claretianos capitaneados por el P. Manuel Jové.

Los fragmentos de las cartas que hemos leído, reflejan algo de su carácter: activo, emprendedor y decidido. Siempre manifestó dotes extraordinarias de talento. Simpatiquísimo, muy afable con todos, de conversación amena, muy aplicado en las ciencias, exigente en la preparación de sus predicaciones, religioso piadoso y muy observante de la Regla.

El P. Torras escribe de él: Con el P. Baixeras conviví dos años en Solsona y tres en Cervera, apreciando la fogosidad de su celo, sus talentos extraordinarios para el estudio, como preparación para su apostolado.

Hay una carta antológica de amor a su familia:

Queridísima Madre y hermanos: Hoy sí, que para expresar mis sentimientos y afectos del corazón necesitaría revolver el diccionario buscando palabras cariñosas y tiernas. He de felicitar a la Madre que es lo que más quiero en el mundo, a Montserrat que es la más hermana entre los hermanos, con la cual he jugado, más me he peleado y más he querido, y al Jordiet el más simpático y grato que ha producido Castellterçol.

Pero vamos, ya nos conocemos y conociéndonos sobran las palabras. Ya sabéis que os quiero y si os quedaba alguna duda, en el cielo se os quitaría: Pasad, pues, un día muy feliz. Quería escribir una cartita a cada uno, pero no hace falta. ¡Pero cómo debe de estar asustado Miquel!, diríais al leer la carta que os escribí por el santo del padre.  

Vuestro hijo y hermano Miquel C.M.F.

El Hno. Lluís Grau convivió con el P. Baixeras en Lleida ya sacerdote. Era todavía joven, muy dedicado a la predicación y al confesionario. Muy estudioso en la preparación de sus sermones y muy apreciado de todos los que le conocían.