Vete a saber por qué los elegiste, Señor.
Simón, un simple pescador, fue de los primeros.
Saulo, mitad artesano, mitad intelectual,
llamado fuera de tiempo,
cuando ya habías sido glorificado
y él creía que hacía bien persiguiéndote.
Hombres débiles los dos,
las Escrituras no lo ocultan.
No eran los mejores,
pero tú no miras el currículum.
Los llamaste y ellos, a pesar de sus caídas,
te siguieron hasta el final.
En un mundo dividido, en una sociedad líquida,
que los cristianos seamos punto de unión
y roca firme, a semejanza de Pedro.
En un mundo lleno de escepticismo
y de indiferencia, que seamos peregrinos,
incansables comunicadores del evangelio,
buena noticia para toda la humanidad,
a semejanza de Pablo.