Domingo XXIX del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 22 Octubre 2023
La fe es lo que da sentido a nuestra vida

Dios y Padre nuestro,
la carta de Pablo y de sus compañeros
que hemos escuchado
invita a dar gracias
y a acordarnos de los demás
en la oración de cada día.

Por eso te agradecemos
por nuestra comunidad
y por cuantos formamos parte de ella:
niños y adolescentes de la catequesis,
jóvenes y familias,
personas mayores,
creyentes reunidos
en asociaciones o movimientos;
enfermos o discapacitados…

Gracias porque a todos
la fe es lo que da sentido a nuestra vida
y, sea cual sea nuestra situación,
siempre podemos hacer el bien a los demás.

Gracias porque nos reconocemos hijos e hijas
en la gran familia en que tú eres el Padre
y en la que aprendemos a convivir
y a tratarnos con verdadera fraternidad,
convencidos de que la Iglesia
es nuestra casa y hogar.

Gracias porque la esperanza que nos ofreces
nos ayuda a no desanimarnos
en momentos o situaciones difíciles.

Gracias por poder ayudar
y recibir tantas veces la ayuda
de los demás hermanos y hermanas,
signo de tu amor que jamás nos abandona.

Abre nuestro corazón y nuestras manos
a las necesidades de nuestros hermanos:
a los que sufren por falta de salud,
de empleo o de amor,
a los que no han descubierto por qué viven,
y a los que pasan por el mundo
aprovechándose y maltratando a los demás.

Te pedimos, Padre, que sepamos aprender
de cuanto hay de positivo en las personas;
que la fe y la presencia del Espíritu
que habita en nuestros corazones
sea la fuerza que transforme
el mundo que nos has confiado.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que sepamos ser portadores de paz

Señor, que puedan decir de nosotros
que somos sinceros
y vivimos conforme a tu Evangelio.
Que nuestra sinceridad vaya siempre
acompañada de la prudencia y de la caridad.

Señor, somos imagen tuya,
por tanto nuestras obras hablan de Ti.
Que sepamos ser portadores de paz.
Que en tu nombre busquemos la unidad.

Señor, líbranos de las palabras
con doble sentido y de la ironía
que mata las relaciones.
Que cuantos tengan amistad
o contacto con nosotros
sepan que tienen las espaldas cubiertas.
No nos dejes caer en la murmuración.

Señor, que nuestra vida
y nuestras palabras vayan a la par.
Que sepamos reconocer nuestras equivocaciones
y disculpar los errores de los demás.

Señor, que al celebrar la Eucaristía
compartamos lo que somos y tenemos.
Nos hemos alimentado con tu cuerpo
y ya no hay distinción entre nosotros.
Es más lo que nos une que lo que nos separa.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Política plural

La respuesta,
la lección que les diste, Señor,
a aquellos «entrevistadores»,
podría -por su validez y vigencia-
ser retransmitida por todos los medios,
por todas las televisiones del siglo XXI.

Por favor, que Dios sea nuestro único absoluto,
que los poderes temporales, los césares,
mejor o peor -todo hay que decirlo-,
cumplan su cometido. Habrá que respetarlos.

Que nuestras armas,
que son la oración y la verdad,
una verdad que podemos imponer
únicamente a nuestra propia conducta
personal y social -a ambas, eso sí-,
no se confundan de campo.

Que tu Iglesia, Señor,
la nuestra,
se sitúe por encima de partidismos
plenamente libre hacia Ti y hacia todo el mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
La fe es lo que da sentido a nuestra vida

Dios y Padre nuestro, 
la carta de Pablo y de sus compañeros 
que hemos escuchado
invita, en este domingo del Domund,
a dar gracias y a acordarnos
de los demás en la oración de cada día.

Por eso te agradecemos por nuestra comunidad
y por cuantos formamos parte de ella: 
niños y adolescentes de la catequesis, 
jóvenes y familias, personas mayores, 
creyentes reunidos en asociaciones o movimientos; 
enfermos o discapacitados… 
Gracias porque a todos
la fe es lo que da sentido a nuestra vida
y, sea cual sea nuestra situación,
siempre podemos hacer el bien a los demás.

Gracias porque nos reconocemos hijos e hijas
en la gran familia en que tú eres el Padre
y en la que aprendemos a convivir 
y a tratarnos con verdadera fraternidad, 
convencidos de que la Iglesia es nuestra casa y hogar.

Gracias porque la esperanza que nos ofreces
nos ayuda a no desanimarnos 
en momentos o situaciones difíciles. 
Gracias por poder ayudar
y recibir tantas veces la ayuda 
de los demás hermanos y hermanas, 
signo de tu amor que jamás nos abandona.

Abre nuestro corazón y nuestras manos
a las necesidades de nuestros hermanos:
a los que sufren por falta de salud, 
de empleo o de amor, 
a los que no han descubierto por qué viven, 
y a los que pasan por el mundo
aprovechándose y maltratando a los demás.

Te pedimos, Padre, 
que sepamos aprender 
de cuanto hay de positivo en las personas;
que la fe y la presencia del Espíritu 
que habita nuestros corazones 
sea la fuerza que transforme el mundo 
que nos has confiado.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, dame valor para decir las cosas por su nombre

El mundo sigue lleno de fariseos.
Enséñame, Señor, y dame valor
para decir las cosas por su nombre.

¿Por qué tenemos que dar el bonito nombre
de «paraísos fiscales» a las cuevas de Alí Babá
donde se refugian los botines del narcotráfico,
de la prostitución y de los magnates
que no quieren pagar impuestos?

¿Por qué decimos «pagar en negro»
y no decimos estafar
a las escuelas, los hospitales,
la seguridad social, la red de transportes
y todos los servicios públicos de que gozamos
y que quizás criticamos
porque no funcionan bien?

¿Por qué las leyes permiten que los ricos
contribuyan menos que los pobres?
¿Por qué cuando Hacienda se equivoca,
se sanciona al contribuyente?
¿Por qué no se nos pregunta
si queremos que con nuestro dinero
se financie el ejército o el aborto?

Todo esto son cosas del César
y, en consecuencia, cosas de Dios.
Por eso tenemos que llevarlas a la oración.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que nuestra caridad jamás se canse de hacer el bien

Señor, gracias por habernos elegido
cuando aún no te conocíamos.
Has confiado en nosotros
y nos has confiado una misión en la vida,
pese a no conocerte plenamente.

Tú sí que sabes quienes somos,
y confías en nosotros
para que lleguemos a cumplir tus propósitos.

Y a medida que realizamos la tarea encomendada,
vamos descubriendo quien eres,
cuánto nos amas
y cuál es la esperanza a la que nos has llamado.

No queremos jugar contigo intentando que caigas en nuestras trampas,
hacernos los entendidos
y discutir de lo que no entendemos.
Queremos ser humildes,
acoger tu sabiduría,
rebosante de cordura,
de mirada transparente,
guiada por la rectitud de intención.

Queremos comprometernos con nuestra sociedad
siguiendo tus criterios,
porque quieres lo mejor para todos tus hijos,
te conozcan o no.

Haz que nuestra fe se propague,
que nuestra caridad jamás se canse de hacer el bien,
que nuestra esperanza nos sostenga en las adversidades.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret