Domingo I de Cuaresma

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Cuaresma
Data : 
Domingo, 26 Febrero 2023
Ayúdame, Señor Jesús, a descubrir las tentaciones

Señor Jesús,
con razón nos enseñaste a pedir al Padre
que no caigamos en la tentación.
Tú mismo experimentaste el peligro
de ser seducido por la fuerza del mal,
del lado oscuro, con sus engañosas promesas
de gran felicidad, bienestar,
poder, reconocimiento…

Enséñanos a descubrir
la trampa que se esconde allí,
las consecuencias destructoras
de seguir los instintos más primarios,
los caminos más fáciles y cómodos,
que posiblemente nos den momentos de placer
pero que a la larga nos dejan vacíos
y profundamente insatisfechos,
aislados en nuestro pequeño mundo
centrado en nosotros
o en nuestro pequeño grupo,
ajenos a los problemas y necesidades
de los demás y de la humanidad.

Ayúdame, Señor Jesús,
en este camino cuaresmal
a descubrir las tentaciones, a superarlas
con las armas de la oración
y de la lectura de la Palabra de Dios,
del discernimiento
y el acompañamiento espiritual.

Afírmame en el convencimiento
de que «no solo de pan vive el ser humano,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»,
que solo debemos adorar al Dios revelado en ti,
verdadera garantía para triunfar
sobre los ídolos de muerte que nos tientan.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos pasamos la vida, Señor, adorando a dioses falsos

Señor, quisiste ser tentado
para comprendernos mejor.
Nuestros demonios intentan una y otra vez
que convirtamos las piedras en pan,
que saquemos beneficios
de las dificultades de los demás,
que en estos tiempos de crisis
aprovechemos para enriquecernos
aunque otros apenas tengan para comer.
No hacemos nada que pueda considerarse
injusto a los ojos de la sociedad,
pero ante Ti sentimos vergüenza.

No te tiraste del alero del Templo
porque querías que entendiéramos
que Dios sólo acudirá en nuestro auxilio,
cuando pongamos todo lo que sea necesario
de nuestra parte.
Dios nunca premiará nuestra pereza.
Señor, que entendamos, una vez por todas,
que debemos llevar a cabo nuestra misión.

Nos pasamos la vida, Señor,
adorando a dioses falsos.
Nos dejamos arrastrar por el éxito.
El dinero, a veces nos hace reñir
con personas muy queridas.
Nos vendemos por un puesto más elevado
en la empresa y mil cosas más.
Queremos romper esta dinámica
porque nos hace infelices y nos separa de Ti.
Ayúdanos, Señor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Dios sobre todo

Jesús, Señor, ¿por qué fuiste al desierto?
¿Qué significa que fueras tentado
y qué relación tiene con nosotros?

Entendemos por tentación una atracción vulgar,
un deseo negativo y cosas por el estilo, banales,
en los que cualquiera puede caer.
Pero a ti te condujo el Espíritu
y el diablo te tentaba por este motivo.

Esperó a verte extenuado, sin fuerzas,
y entonces te puso a prueba de modo riguroso;
no era una tentación menor.

Quería que dejaras a Dios de lado
saltándote las condiciones naturales.
Pero tú sabías que debemos esforzarnos
para arrancar el pan de las piedras, para comer.
Y que ser hijos de Dios y confiar en él
no equivale a ser temerarios
dejándolo todo a merced de la improvisación.

No somos el centro del mundo.
Necesitamos adorar al Padre. 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Vencer las tentaciones alimentándonos de la palabra de Dios

Señor Jesús, el evangelio nos enseña que
el Espíritu te llevó al desierto para ser tentado.

Te pedimos que sepamos ser dóciles
a la orientación del Espíritu, y que nos conduzca
por los “desiertos” de la vida aprendiendo a ser
mujeres y hombres responsables y dignos
y creyentes fieles a tu Evangelio.

En la oración que nos enseñaste
cada día le pedimos al Padre
que no nos deje caer en la tentación.

Concédenos saber discernir
lo que debemos escoger en cada ocasión
y suficiente humildad, espíritu de conversión
y confianza para no desanimarnos
cada vez que caigamos;
así como misericordia y fraternidad
para ayudar a levantarse y proseguir el camino
a todos los que hayan podido caer.

Que aprendamos a vencer las tentaciones
con las mismas armas que tú usabas:
alimentándonos con la palabra de Dios
y sin suplantar el amor y la adoración al Padre
por los ídolos que se nos presentan.

Te damos gracias, Señor Jesús, porque
tú eres solidario con toda la humanidad.

Haznos semejantes a ti
para que sepamos ayudarnos mutuamente
a vencer los males y los conflictos
que afectan a toda la familia humana.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que, venciendo las lamentaciones, elijamos el camino de la vida

Competimos y nos peleamos
para conseguir el mejor botín,
con la ambición enfermiza
de llenar de riquezas nuestro corazón,
que sólo tú puedes llenar de paz.

Convierto mis oraciones
en estrategias para conseguir
que se haga mi voluntad,
lo que he decidido que conviene,
en vez de confiar en ti
y de escuchar tu llamada
en cada acontecimiento.

Me obstino en considerar
que mandar es mejor que servir,
y que todo irá mejor si yo me promociono
y si las cosas se hacen tal como digo.

I así nos autoexpulsamos del paraíso
que Dios nos había preparado
y nos condenamos a vivir
en un mundo contrahecho.

Llévanos al desierto, Señor,
que tu presencia nos seduzca,
que tu espíritu nos fortalezca
y que, venciendo las lamentaciones,
elijamos el camino de la vida.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
El amor de Dios nunca nos abandona

Señor, gracias por dejarte conducir al desierto,
por aceptar vivir durante cuarenta días en soledad
y afrontar las tentaciones sin desfallecer.

Nos has enseñado a no dejarnos embaucar
por las insinuaciones del mal,
a no dudar de la Palabra de Dios,
a confiar en que su amor nunca nos abandona.

A veces debemos experimentar la sequedad del desierto
para aprender a valorar la abundancia del Paraíso.

Cuando lo tenemos todo,
creemos que es por nuestros méritos
y nos olvidamos de que todo proviene de Ti.

Hay algo en nuestro corazón
que nos lleva a desconfiar,
a creer que no quieres nuestro bien.

Entonces nos alejamos de Ti,
nuestra desnudez queda al descubierto
y percibimos nuestra oscuridad.

Sin embargo, si reconocemos tu grandeza
y nos postramos ante ti,
te acercas de nuevo a nosotros
y vienes a socorrernos.

Gracias por enviar de tantas maneras a tus ángeles
y proveernos de lo que necesitamos,
en especial, el pan de la Eucaristía.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret