Domingo III de Adviento

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Adviento
Data : 
Domingo, 17 Diciembre 2023
Gracias por el testimonio de Juan

Señor, gracias porque te haces presente entre nosotros,
ya sea a través de un niño o de un penitente,
de un predicador o de un pobre;
o en tus discípulos congregados alrededor de la mesa de la eucaristía.

Gracias por las palabras de los profetas
que nos anuncian, de nuevo,
un año de gracia para tu pueblo,
la Buena Nueva de tu salvación.

Gracias por el testimonio de Juan,
por su ministerio que preparó tu venida.
Él nos mostró quién era el Cordero de Dios
y animó a sus discípulos a seguirte.

Gracias por las personas
que nos han hecho ver tu paso por nuestra vida.

Tú nos encargas la misma misión
a cada uno de nosotros.
Pero no lo podemos llevar a cabo si pretendemos ser los protagonistas.
Te pedimos perdón por creernos importantes,
cuando no somos dignos de desatarte el calzado.

Que el Espíritu que habita en nosotros
nos lleve a reconocerte como único Salvador.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Despierta el pastorcillo que hay en cada uno de nosotros

Señor, se acerca Navidad
y nos pasa como a Juan Bautista:
No acabamos de entenderte.
No sabemos verte.
Después de oir el evangelio,
sentimos que nos dice:
Tenéis hospitales donde se cura
a muchas personas y se hacen más llevaderas
las enfermedades terminales.

Nos cuesta hablar de paz, Señor,
en nuestro mundo hay guerras y violencia
pero queremos verte
en las personas que trabajan por la paz.
Quizás no sepan que lo hacen en tu Nombre
pero creemos que inspiras su mente
y su corazón.

Muchas personas, Señor,
pasarán unas Navidades desalentadoras.
Falta trabajo y más de una familia
puede pasarlas como Tú en la calle.
Despierta el pastorcillo que hay
en cada uno de nosotros
para hacer más llevadera la situación
a estas personas.

Señor, fortalece nuestras manos débiles,
y danos un corazón valiente.
Sabemos que si creemos de veras
que Dios está de nuestra parte
y que no nos dejará de su mano,
«la pena y la aflicción se alejarán.» 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, quiero ser tu Precursor

Señor, ayúdame a comprender
el verdadero significado de la conversión.
Yo, como la mayoría de personas,
procuro obrar con rectitud.
Sé que tengo mis defectos
y que a veces puedo complicar
la vida de los demás con mis manías.

Sé que en mí hay un fariseo orgulloso
a quien le cuesta dar el brazo a torcer
y que de vez en cuando
se me despierta el saduceo de la ambición.

Señor, quiero ser tu Precursor
allanando los obstáculos
que puedan encontrar las personas
que conviven conmigo.

En la Eucaristía encuentro fuerza
para ser cada día más auténtico
y para poder presentarme ante el mundo
como alguien feliz de haberte encontrado
y a la vez necesitado de tu gracia
y de la ayuda de los hermanos.

A lo largo de esta semana me repetiré:
«Tú, Señor, has hecho obras grandes por mí.» 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Llegar hasta Jesús

Jesús,
el camino de mi encuentro contigo
pasa por la mediación de tus testigos.

Con tus palabras y actitudes
son los precursores
que me conducen a ti.

A veces tengo la tentación de quedarme en ellos,
porque no veo la necesidad de ir hasta ti
o porque me resulta más fácil comprender
sus gestos y sus palabras.

Cuando me decido a seguir
el camino que me indicas,
-como aún no te veo ni te conozco suficientemente-,
tengo sensación de inseguridad
y de desequilibrio.

Pero tu Espíritu me va guiando, esperanzado,
y me ayuda a descubrirte ya presente en mi interior.

¡Tú ya estabas en mí, pero yo no lo sabía!

Este encuentro, impregnado del Espíritu,
me hace vivir una paz y una alegría,
que solo tú me puedes dar,
porque me haces conocer mi grandeza
y me ofreces
una comunión de amor para siempre.

¡Gracias por esta vida eterna
que ya compartimos!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ser portadores de tu luz y de tu gracia

Señor Jesús, la palabra que hoy hemos escuchado
exhorta a vivir siempre alegres,
a ser personas constantes en orar
y a dar gracias en toda ocasión.

Debemos reconocer que no siempre vivimos así
quizás porque nuestra fe no es muy viva
o no damos mucha atención
a la presencia de tu Espíritu en nosotros,
o quién sabe no valoramos lo suficiente
la gracia de ser tus discípulos,
de tener tu luz y de saber
que somos amados incondicionalmente.

Haznos, Señor, personas y comunidades
más conscientes de lo que somos
y de todo lo que hemos recibido y recibimos gratuitamente
para que sepamos agradecerlo,
valorarlo y amarlo como el gran tesoro
que llena nuestra vida
y que queremos compartir con los demás.

Juan Bautista decía de sí mismo
que era un testigo de la luz
y es esto lo que nosotros debemos ser;
por eso te pedimos que nuestra vida
ayude a nuestros hermanos a desear conocerte,
a amarte y recibirte como salvador
para dar sentido a la propia existencia.

Ayúdanos, Señor Jesús, a ser una comunidad
que se preocupa por el bien de los demás,
para aliviar los corazones desgarrados
y ser portadora de tu luz y de tu gracia.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Dios quiere un mundo donde todos quepan

El Espíritu del Señor reposa sobre nosotros,
¡no lo sofoquemos!

Dios no nos ha enviado para anunciarnos
a nosotros mismos,
sino para llevar la Buena Nueva a los pobres.

No debo temer vaciarme de mí mismo
para llenar mi vida
del hambre de los desnutridos,
del miedo de los fugitivos,
de la ignorancia de los que no tienen escuela,
del frío de los que no tienen hogar,
de la desesperanza de los que no tienen futuro.

La Buena Nueva que tenemos que anunciar
es que Dios quiere un mundo donde todos quepan,
un mundo en que la alegría de unos
no sea la desgracia de otros.

Este mundo ya está entre nosotros
pero todavía no lo conocemos.
Lo ha inaugurado Jesús
y se llama Reino de Dios.
Padre, venga a nosotros tu Reino.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret