Gracias, Señor, por María.
De ella aprendemos que es posible
decir sí con confianza y alegría.
Gracias, Señor, por el estilo de Nazaret.
Ambiente de familia sencillo, alegre y austero,
donde se da valor al trabajo bien hecho,
a los actos de bien y a la palabra sincera,
sin buscar el reconocimiento de los demás,
sino que se vive la alegría de hacer
lo que hay que hacer,
en un servicio atento
a las necesidades de los demás.
Necesitamos el silencio interior
para atender y entender
el paso de tu vida y tu palabra
en nuestra vida.
Necesitamos el silencio interior
para descubrir en nosotros a Nazaret.
Que comprendamos tu voluntad
en todo lo que sucede en nuestra historia,
en nuestra vocación
porque nos llamas a llevar a cabo
tu proyecto de salvación.
Te reconocemos porque,
a tu paso por nuestra vida,
dejas consuelo, paz, y una alegría profunda.
Que María, nuestra Madre,
nos acompañe en el camino,
y bajo su manto sintamos la serena fuerza
que se siente cuando nos inunda la confianza
de saber que permaneces siempre con nosotros.