La fiesta de las fiestas de los cristianos

05/04/2009
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El Jueves Santo, en la noche, un grupo de personas participó en laSanta Cena.

El servicio a los otros es una práctica que muchas personas hacen en el día a día. Jesús, con el gesto de lavar los pies, tomó el servicio a los otros como opción de vida. Durante la cena nos ofreció el pan, que era su cuerpo y el vino, que era su sangre. Como Él nos explicó, al día siguiente lo condenaron a morir en la cruz. Por la noche, Vigilia de plegaria.

Viernes Santo, por la mañana, Vía Crucis. Lo clavaron en la cruz... y murió. El dolor, la injusticia de la cruz, la debilidad, la limitación... por la tarde, Pasión del Señor.

Nos dijo que resucitaría. Y así fue. Lo celebramos en la Vigilia Pasqual, la fiesta de las fiestas de los cristianos, el sábado por la noche.

Una hoguera invita a la danza y a la fiesta, por eso empezamos nosotros en torno a una hoguera. El fuego, por lo tanto, tuvo un papel importante, empezaba así la noche de Pascua, con llamas del fuego nuevo. Encendimos el cirio pascual y cada una de las velas que llevábamos todos los participantes a la Fiesta. Se hizo la bendición del fuego en el patio de la Iglesia, entre cantos y lecturas. El fuego calienta y el fuego destruye. El fuego hace compañía y quema, el fuego purifica. El fuego produce claridad. Es símbolo de amor. En procesión entramos en la Iglesia con la luz renovada e hicimos el anuncio de la Pascua.

El otro símbolo importante fue el agua. Sin agua no es posible la vida. A través de lo que significa el agua podemos entender el significado de haber recibido el bautismo y vivir como cristianos. Se bendijo el agua con la cual renovamos las prometidas del bautismo.

El momento central de la Celebración fue la Eucaristía. El pan y el vino, Jesús resucitado se hace presente entre nosotros. El gozo de celebrar la Vida, el amor, el compromiso ...

Ahora hay que continuar manteniendo encendido este fuego. No estamos solos. El resucitado va delante de nosotros. Lo iremos viendo si caminamos detrás de sus pasos.

Para poder disfrutar de la Fiesta, muchas personas dedicaron horas de su tiempo para prepararla. El PowerPoint, los folletos con las lecturas y el seguimiento de la Celebración, las velas para cada una de las personas que asistimos, la hoguera, los cantos, el pan y el vino que se repartió durante la Eucaristía, a pequeños trozos, con pequeños vasos para cada persona. Las lecturas, las fotografías para captar los diferentes momentos y revivirlos después, coordinarlo todo... y tanto trabajo que no se ve pero que si alguien no la hiciera se notaría que falta alguna cosa.

Una vez acabada la Eucaristía, en el vestíbulo la fiesta continuó: coca, beber, conversación, alegría, gozo. Alguien se ocupó, puso las mesas, preparó la comida, colocó la bebida, los vasos, las servilletas... Después alguien lo arregló. Gracias a todos, muchas gracias. Entre todos y todas nos sentimos en casa, disfrutamos de la Fiesta, de la resurrección.