Domingo XV del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 14 Julio 2024
Dejarnos llevar por la fuerza de tu Espíritu

Gracias, Señor, porque la abundancia de tus bendiciones
se ha desbordado en nosotros.
Gracias por llamarnos,
por hacer de nosotros tus discípulos,
por habernos elegido,
por convertirnos en alabanza de tu gloria.

Gracias por elegirnos
antes de la creación del mundo
para ser santos e irreprensibles,
para ser hijos tuyos.
No es por nuestros méritos,
sino por la intervención de Jesucristo,
tu verdadero Hijo.

Gracias por habernos marcado
con el Espíritu Santo,
por sus bendiciones espirituales
que son prenda de la herencia
que nos has preparado.

Queremos responder a tu llamada,
seguirte y servirte,
colaborar a hacer un mundo mejor
para que nuestros hermanos
vivan anticipadamente
el resplandor de tu Reino.

Queremos convertirnos,
superar nuestras inercias
y dejarnos llevar por la fuerza de tu Espíritu.
Haz que seamos fieles a tu llamada
y que no olvidemos nunca tus favores.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos cuesta hablar de Ti y de nuestra fe

Señor, creer en el envío es un requisito
indispensable para todo creyente.
Nos cuesta hablar de Ti y de nuestra fe.

Al enviar a tus discípulos, Señor,
les repetiste hasta la saciedad
que anduviesen ligeros de equipaje.
A veces confiamos más
en nuestros preparativos y nuestros medios
que en la fuerza de tu Palabra.

Señor, marcharon de dos en dos.
El mensaje siempre es envío de la comunidad.
No se trata de protagonismos.
Quien predica, sabe que tiene
el apoyo de sus hermanos.
A veces lo olvidamos, Señor.

La misión cristiana tiene como objetivo
la salvación total de la persona.
Que, con nuestra ayuda, los misioneros
puedan vencer las fuerzas del mal,
de la injusticia y de la falta de sanidad,
aunque de momento
no haya respuesta de conversión.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
En el servicio nos quieres pobres y austeros

Señor, que descubramos nuestra vocación
para redescubrir nuestro lugar en tu misión
y nunca nos sintamos asalariados
en el servicio del Reino.

Señor, nos das poder sobre el mal
y sabemos que actuamos en tu nombre
cuando las cosas mejoran en nuestro ambiente
y cada vez que el mal pierde fuerza.

Señor, tú quieres
que nuestro servicio sea comunitario.
Te desagradan los protagonismos
y quieres que en cuanto hagamos
vean los hermanos
el amor que la comunidad cristiana les tiene.

En el servicio nos quieres pobres y austeros.
Somos enviados y cuanto bueno pueda suceder
siempre es prueba de tu amor a la humanidad.

Señor, que esta semana tengamos presente
que tu servicio no nos hace
ni extraños ni extravagantes.
Nos ofrece una forma de vida
que no está condicionada
ni al poder ni al dinero.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
La fuerza de la comunidad

Jesús,
desde el primer momento,
acostumbraste a los discípulos
a vivir y trabajar en comunidad
y, cuando los envías en misión por Galilea,
les dices que vayan de dos en dos.

La presencia del hermano les ayudará
a sentirte presente y a ser más fuertes.

Tampoco quieres que busquen la seguridad
en las cosas materiales ni en las influencias;
la fuerza salvadora del Evangelio
siempre vendrá de la palabra
y de las actitudes llenas del Espíritu.

En un momento y en una sociedad
en la que los cristianos vamos perdiendo
el prestigio de las instituciones
y la influencia social,
ayúdanos a descubrir la fuerza salvadora
de la Palabra y del testimonio evangélico.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tu deseo es que seamos hijos tuyos

Imitando lo escuchado en la carta apostólica,
queremos agradecerte y alabarte, Padre,
por tu amor a toda la humanidad,
que conocemos a través de Jesús.

Gracias porque nos amas desde siempre
y porque tu deseo es que seamos hijos tuyos
siendo hermanos y discípulos de Jesucristo.

Gracias porque tu amor desbordante
es mayor que cuanto podamos imaginar;
gracias por el don de tu Espíritu Santo,
que habita en nosotros y nos hace caminar
hacia ti y hacia el servicio a los hermanos.

Ayuda a todos, Padre,
a comprender y a vivir la fe
como el gran regalo que nos haces
y como la oportunidad que ofreces para conocer
el sentido y el valor de la propia vida
y el destino que espera a toda la humanidad
y a cuanto has creado
como fruto de tu amor.

Padre, ayuda a toda la Iglesia
a tener el coraje del profeta
y de los apóstoles que Jesús envía;
el coraje de no poner la confianza en el poder,
el dinero o el prestigio,
sino en la fuerza del Evangelio que queremos vivir.

Concede a la comunidad creyente
la capacidad de libertarnos de los demonios
que nos tienen presos a las adicciones
del bienestar, de la comodidad,
de pretender controlar todo
y de no estar totalmente atentos
al viento de tu Espíritu.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Dispón de mí, Señor, y envíame a anunciar tu Reino

Dispón de mí, Señor,
y envíame a anunciar tu Reino.

Me da pereza el compromiso
y siempre encuentro excusas:
no tengo tiempo de hacer más cosas,
en casa no me comprenderán y sospecharán
si me ven cambiar,
en el trabajo me mirarán mal
y quizás alguien se burlará de mí.
Aunque todo esto puede ser verdad,
dispón de mí.

Pues yo no me encuentro a gusto en mi lugar,
siento como si me hubieran cortado las alas.
Quiero volver a volar,
empezar una nueva vida,
cortar relaciones que ya no me motivan,
dejar compromisos que me cansan.
Me parece que ya es suficiente
con lo que he hecho hasta ahora,
no quiero gastar aquí toda mi vida.
Pero, en el fondo del corazón
siento una voz que me invita a decir:
dispón de mí, Señor,
todo el tiempo que quieras.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret