Queremos escuchar, Señor Jesús,
la invitación a pasar a la otra orilla
que haces a toda la Iglesia y especialmente
a los que ejercen algún ministerio,
a las religiosas y religiosos
y a cuantos deseamos vivir
según tu Evangelio.
Debemos confesar, sin embargo,
que no somos tan atrevidos como tú
y con frecuencia pensamos que todo se hunde,
olvidando que la Iglesia, cada comunidad
y cada persona están en tus manos.
Por eso te pedimos que tengamos fe abundante
para obedecer a tu palabra
y superar tantos miedos que nos paralizan.
Al final de curso y cuando llegan vacaciones
te pedimos que este tiempo
sea una oportunidad para revisar,
a la luz del Evangelio,
nuestra vida personal y familiar,
nuestro compromiso eclesial y social.
Te pedimos especialmente por las familias
y los niños que no podrán gozar de vacaciones;
por los jóvenes que en estos meses
tendrán la oportunidad de descubrir
“la otra orilla” de la vida
haciendo una actividad solidaria
o conociendo a otras personas y culturas:
que sea para ellos una buena ocasión
para descubrir y seguir la vocación
de servicio a los demás, a la que todos somos llamados.