Gracias, Señor, por traernos
la Buena Noticia de tu Reino.
Queremos abandonar nuestras inercias
y acoger lo nuevo que tienes preparado para nosotros.
No debemos temer,
porque Tú deseas nuestra felicidad,
lo mejor para cada uno de nosotros.
No nos pides nada que no podamos hacer,
solo nos muestras una nueva dirección
hacia donde orientar nuestras capacidades.
La conversión que nos reclamas
es confiar en que tus planes
son mejores que los nuestros.
Quizá no los entendemos
o no nos sentimos realmente preparados,
pero debemos confiar en tu Palabra.
Gracias, Señor, por continuar el ministerio de Juan
a pesar del riesgo que entrañaba.
Danos la fe de los discípulos.
A pesar de sus dudas,
aceptaron tu proyecto
renunciando a sus trabajos y seguridades.
Que siempre estemos atentos a la voz de tu Espíritu
para saber lo que quieres de nosotros.