Domingo III del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 21 Enero 2024
Cada día, Padre, nos haces escuchar tu palabra

Te damos gracias, Padre nuestro,
porque cada día nos haces escuchar tu palabra,
como la escucharon Jonás,
la gente de Galilea
o los primeros que siguieron a Jesús;
te agradecemos sobre todo
porque en Jesús
tu palabra es vida humana.

Haz que no nos cansemos
de escucharla ni de acogerla,
que no vayamos postergando
la conversión que nos pide,
sino que demos cada día algún paso,
sobre todo respondiendo
a la llamada de ir con Jesús
y de vivir como discípulos suyos.

Reconocemos, Padre,
que estamos lejos aún
de vivir según tu proyecto;
ayúdanos a no quejarnos tanto
de lo que va mal
y a dejar crecer en nosotros y en todos
cuanto existe de bueno y verdadero
y que es signo de la proximidad de tu Reino.

Que los cristianos de todas las confesiones,
que ya te reconocemos como Padre
y estamos unidos por el mismo bautismo
y la misma fe en Jesucristo,
podamos crecer en el respeto,
la conversión a ti
y el mutuo reconocimiento de hermanos
para que podamos caminar juntos
siendo testigos del Evangelio
y portadores de esperanza
para nuestro mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, tú ofreces un camino de vida

Señor,iniciaste tu misión al saber
que Juan Bautista estaba en la cárcel.
Tomaste el relevo
y lo hiciste de una manera nueva.
Que sepamos respetar la novedad
que cada persona trae en nuestro trabajo
o en la comunidad cristiana.

Señor, tú ofreces un camino de vida.
Ser cristiano
es algo más que huir del castigo.
Ser cristiano
es creer que tú estás entre nosotros
y que siempre estás al lado de los tuyos.
Nos cuesta entenderlo, Señor.

Los discípulos, al seguirte,
cambiaron la vida de una cierta seguridad
por una vida absolutamente incierta.
Dejaron un trabajo seguro por otro inseguro
y para el que no estaban preparados.
Hoy, Señor, muchas personas
hacen lo mismo
para poder mantener a sus familias.
Lo hacen por amor. Ayúdales, Señor.

Señor, quiero mirar a las personas
como tú las miras.
Quiero creer que Dios es Padre
como tú nos enseñas
y quiero dar esperanza
como tú quisiste dar
a los que estaban contigo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Por Él nos movemos, existimos y somos

Nuestra sociedad abunda en noticias
i el móvil cada día gana más terreno.
Hablamos mucho, pero tal vez somos
cada vez más individualistas.
Hablamos de muchas cosas,
pero nos da vergüenza hablar de Dios.

En público demasiadas veces utilizamos la ironía
o damos razones tontas cuando nos sentimos atacados.
Jesús conoce la dificultad del seguimiento.
No se limita a pedir confianza en su persona,
da los medios para que los discípulos
puedan apoyarse unos en otros.

Saber vivir en grupo es tarea ardua,
pero muy enriquecedora.
Se aprende a ceder o a mantener las decisiones,
a pesar de encontrar dificultades.
En el grupo aprendemos
a valorar y respetar los roles.
Todos somos necesarios y cada uno tiene su lugar.
Cuando las cosas van mal,
nunca podemos señalar a nadie.
Sencillamente hemos perdido el equilibrio.

La crisis nos recuerda que
nos hemos creído protagonistas de la comunidad
cuando en realidad Cristo es el punto de unión.
Por Él nos movemos, existimos y somos.
Que Él nos acompañe a lo largo de la semana. 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
¡Abrir la vida a la novedad!

Jesús,
tú eres muy consciente de la importancia
de tu presencia entre los hombres.

En ti y para ti, Dios asume y vive,
desde su interior, toda la realidad humana.
¡Eres el Hijo amado de Dios hecho hombre!

Eso supone un cambio importante para nosotros.

En ti podemos comprender nuestra grandeza
y cómo hemos de vivir nuestra vida de cada día
para realizarnos plenamente como personas.

Tu presencia es una llamada constante
a vivir en un estado de conversión permanente
para vivir como hijos e hijas amados de Dios,
dedicados al servicio de las personas.

Ayúdame a creer en esta «Buena Nueva»
para que me sienta suficientemente motivado
para aceptar la nueva manera de vivir y amar,
que es ya el inicio de lo que viviré con vosotros
para siempre.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Vivir como discípulos de Jesús

Te damos gracias, Padre nuestro,
porque cada día nos haces escuchar tu palabra,
como la escucharon Jonás, la gente de Galilea
o los primeros que siguieron a Jesús;
te agradecemos sobre todo porque en Jesús
tu palabra es vida humana.

Haz que no nos cansemos
de escucharla ni de acogerla,
que no vayamos postergando
la conversión que nos pide,
sino que demos cada día algún paso,
sobre todo respondiendo a la llamada de ir con Jesús
y de vivir como discípulos suyos.

Reconocemos, Padre, que estamos lejos aún
de vivir según tu proyecto;
ayúdanos a no quejarnos tanto
de lo que va mal
y a dejar crecer en nosotros y en todos
cuanto existe de bueno y verdadero
y que es signo de la proximidad de tu Reino.

Que los cristianos de todas las confesiones,
que ya te reconocemos como Padre
y estamos unidos por el mismo bautismo
y la misma fe en Jesucristo,
podamos crecer en el respeto, la conversión a ti
y el mutuo reconocimiento de hermanos
para que podamos caminar juntos
siendo testigos del Evangelio
y portadores de esperanza para nuestro mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, cuentas conmigo y me llamas

Dicen que los jóvenes pierden el tiempo soñando
y los viejos recordando.
Las dos cosas nos hacen cerrar los ojos,
desconectar de la realidad.

Eres tú, Señor, quien ha creado este mundo
y me regalas el momento presente.
Sería una falta de respeto menospreciarlo.
No se puede decir que sea el paraíso,
pero precisamente por esto
tú has venido a establecer tu Reino
y cuentas conmigo y me llamas.

Enséñame a rezar con los ojos abiertos,
a discernir tu presencia
y las semillas de tu Reino
en los hechos y las personas
que me pones delante.

Que no se me cierren los ojos
por miedo o por pereza,
que no prefiera nunca
la fantasía a la realidad.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Queremos acoger lo nuevo que tienes preparado para nosotros

Gracias, Señor, por traernos
la Buena Noticia de tu Reino.
Queremos abandonar nuestras inercias
y acoger lo nuevo que tienes preparado para nosotros.

No debemos temer,
porque Tú deseas nuestra felicidad,
lo mejor para cada uno de nosotros.

No nos pides nada que no podamos hacer,
solo nos muestras una nueva dirección
hacia donde orientar nuestras capacidades.

La conversión que nos reclamas
es confiar en que tus planes
son mejores que los nuestros.
Quizá no los entendemos
o no nos sentimos realmente preparados,
pero debemos confiar en tu Palabra.

Gracias, Señor, por continuar el ministerio de Juan
a pesar del riesgo que entrañaba.

Danos la fe de los discípulos.
A pesar de sus dudas,
aceptaron tu proyecto
renunciando a sus trabajos y seguridades.

Que siempre estemos atentos a la voz de tu Espíritu
para saber lo que quieres de nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret