Domingo XVI del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 23 Julio 2023
Ser cada día constructores de comunidades fraternas y acogedoras

Señor, Dios nuestro, la palabra escuchada
nos comunica quién eres tú
y nos mueve a ser hijas e hijos
que quieren asemejarse a su Padre;
por eso te pedimos que nos enseñes
a ser indulgentes y buenos,
y a considerar como la mayor riqueza
la capacidad de amar y de hacer el bien
que has puesto en nosotros.

Te damos gracias, Padre,
por la palabra de vida que continuamente
se siembra en nuestro corazón y en el corazón
de nuestra comunidad y del mundo;
no permitas que seamos sembradores
de discordia o de valores poco evangélicos;
ni tampoco jueces que se creen los mejores
y están dispuestos a juzgar a sus hermanos.

Haznos crecer la fe en la fuerza de la Palabra
y del Reino ya presente en este mundo
y sembrado de nuevo cada día
con el testimonio de tantas personas
que siguen los pasos de Jesús,
luchando contra el mal
con la fuerza del amor y llenos del Espíritu.

Ayúdanos a ser cada día
constructores de comunidades fraternas
y acogedoras, como el árbol
que permite que los pájaros aniden en él
y busquen su sombra,
comunidades que sean un signo visible
de que tu Reino ya está presente
y de que es posible vivir hoy
según la propuesta y el modelo
que vemos en Jesús.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Coexistencia paciente

«Si el mundo es ya tan bello y se refleja,
oh, Señor, con tu paz en nuestros ojos…
si a mis ojos las cosas has hecho tan bellas…»
Si eres el creador de estos inmensos sembrados
con la espiga ya madura, prestos a ofrecer el grano,
doradas mieses que el viento ondula…

Si todos cuantos habitamos el mundo
somos tu campo, Señor, tu heredad,
y deseas llevarnos a los graneros de tu casa
-casa solariega, pues nos tienes como a hijos…
¿cómo es que entre nosotros hay cizaña?,
¿por qué vivimos rodeados de ballueca?

Si arrancásemos el mal, también nosotros
saldríamos perjudicados,
ya que en nuestro interior hay una mezcla.
Si pudiéramos extirparlo no creceríamos
en el esfuerzo paciente, y la lucha y la libertad
de alinearnos con quienes buscan el bien.

Y ¿quiénes somos para juzgar a nadie
o calibrar el estado de la plantación…?
Señor, haz de nosotros una gavilla de buen trigo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Seamos signo visible de que tu Reino ya está presente

Señor, Dios nuestro, la palabra escuchada
nos comunica quién eres tú y nos mueve a ser
hijas e hijos que quieren asemejarse a su Padre;
por eso te pedimos que nos enseñes a ser
indulgentes y buenos, y a considerar
como la mayor riqueza la capacidad de amar y
de hacer el bien que has puesto en nosotros.

Te damos gracias, Padre, por la palabra de vida
que continuamente se siembra en nuestro corazón
y en el corazón de nuestra comunidad y del mundo;
no permitas que seamos sembradores
de discordia o de valores poco evangélicos;
ni tampoco jueces que se creen los mejores
y están dispuestos a juzgar a sus hermanos.

Haznos crecer la fe en la fuerza de la Palabra
y del Reino ya presente en este mundo y
sembrado de nuevo cada día con el testimonio
de tantas personas que siguen los pasos
de Jesús, luchando contra el mal
con la fuerza del amor y llenos del Espíritu.

Ayúdanos a ser cada día constructores
de comunidades fraternas y acogedoras,
como el árbol que permite que los pájaros
aniden en él y busquen su sombra,
comunidades que sean un signo visible
de que tu Reino ya está presente
y de que es posible vivir hoy según
la propuesta y el modelo que vemos en Jesús.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Enséñame a vivir sin juzgar ni condenar

Jesús, sólo pueden hablar de la ira de Dios
los que no conocen tus palabras
ni tu manera de actuar.

La ira nunca es santa,
sí que lo es la paciencia con que una madre
lamenta las diabluras de un hijo
sin dejar de amarlo.

Gracias, Señor, por confiar siempre
en las pequeñas semillas de bondad
que tú mismo has sembrado en tus hijos.

Ayúdame a confiar, como tú,
en la predisposición a la bondad y al amor
que hay en el núcleo más profundo
de toda alma humana.
Que nunca caiga en la tentación
de expulsar, segregar, eliminar
a los que hemos clasificado como malos.

Enséñame a vivir, como tú hiciste,
sin juzgar ni condenar.
Dame entrañas de misericordia
para acoger, perdonar cuando sea necesario
y convivir con todo el mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos das la oportunidad de permitir que crezca en nosotros tu Palabra

Gracias, Señor, porque velas por todos nosotros.
Eres bueno e indulgente,
compasivo y misericordiosos,
rico en el amor.

Escuchas a quienes te invocan,
a quienes suplican tu auxilio.
Y si no sabemos expresarnos,
tu Espíritu viene a ayudarnos,
penetra en nuestro corazón,
como el grano de trigo plantado en la tierra,
para interceder como es debido.

Gracias por tu paciencia,
por no arrancar de golpe
la cizaña que llevamos dentro,
las malas hierbas de la discordia
y de la desavenencia.

Nos das la oportunidad
de permitir que crezca en nosotros tu palabra,
para que la reconozcamos
y veamos los buenos frutos que produce,
y, así, rechacemos todo lo malo,
las actitudes maliciosas
que pueden parecer inofensivas,
pero que acaban dando frutos malos.

Gracias por compartir tu sabiduría,
tu sentido común,
y por enseñarnos a vivir rectamente.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret