Jesús, Señor de la Vida, hoy nos anuncias
la mayor de todas las noticies:
tú has resucitado, y nosotros y todo el universo
hemos resucitado contigo.
Parece que nos cuesta más creer
las buenas noticias que las malas.
Por eso te pedimos que nos llenes el corazón
con la misma alegría contagiosa
con que llenaste a aquellas mujeres
que, de noche aún, iban al sepulcro.
Haznos correr hacia ti, Señor Jesús,
con el mismo anhelo con que corrían
Pedro y el discípulo amado.
Ábrenos la mirada interior del corazón
para creer y anunciar con la vida
que estás vivo y ofreces vida y esperanza
a todos tus hermanos,
los hombres y mujeres de hoy y de siempre.
Que tu presencia aleje de nosotros
los miedos, pesimismos y desengaños.
Que el fuego nuevo y el cirio pascual
que hemos encendido esta noche
sean signo de tu luz que jamás se apaga,
y de la fe que toda la comunidad ha renovado.
Haz de tu Iglesia una comunidad
de testigos de renovada ilusión
y de esperanza en el mundo nuevo
que tu resurrección ha inaugurado.