Señor Jesús, debemos reconocer
que nos cuesta entenderte.
Tus planes superan ampliamente
nuestros pensamientos.
Quisiéramos conocer los tiempos y las fechas
para prever tus actuaciones.
Quisiéramos conocer los detalles de tus proyectos,
pero no es cosa nuestra saberlo,
y en vez de disfrutar de lo que nos das,
nos dejamos llevar por aspiraciones de grandezas
que no nos corresponden.
Quisiéramos que te hubieras quedado en medio de nosotros,
pero entonces solo unos cuantos privilegiados
habrían tenido la oportunidad
de verte, escucharte y conocerte.
En cambio, gracias a tu Ascensión
te has presentado a todos los pueblos,
a todos los tiempos de la historia,
a cada uno de los seres humanos que has creado.
Todos estamos invitados a convertirnos
y a ser bautizados.
La humanidad entera está llamada
a escuchar tus enseñanzas.
Gracias por confiar en nosotros
y decidir permanecer para siempre
a nuestro lado.