Dios y Padre de Jesús y nuestro,
queremos levantar, como tu Hijo,
los ojos y el corazón a ti y orar con confianza.
Te damos gracias porque eres el autor
y el donador generoso de la vida, y deseas
que todos podamos tenerla en plenitud.
Te damos gracias porque tu Espíritu,
que llenaba el corazón de tu Hijo Jesús
y que le resucitó de entre los muertos,
habita también en nosotros.
Que este Espíritu nos ayude a tener
una fe viva como Marta y María,
a ser personas comprometidas, como Jesús,
en la valoración y la defensa de la vida,
a no permanecer jamás indiferentes
ante el sufrimiento que nos rodea.
Te pedimos que todos los que en la Pascua
recibirán o renovaremos la gracia del bautismo
sepamos ser cuidadores de la vida
que nos has ofrecido gratuitamente, y que
la deseas abundante y que llegue a plenitud.
Que los que aún no han descubierto
o no han abierto el corazón a esta vida
puedan escuchar la invitación de Marta a María:
“El Maestro está ahí y te llama”.
Que la fuerza de tu amor de Padre
nos haga caminar a todos en una vida renovada
tal como la oración y la palabra de Jesús
hicieron levantar y caminar a Lázaro.