Domingo V de Cuaresma

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Cuaresma
Data : 
Domingo, 26 Marzo 2023
Tú eres la Resurrección y la Vida

Señor, la muerte de las personas que amamos
nos deja muy tocados.
Por más fe que tengamos, nos cuesta aceptarla.
Incluso, como le ocurre a Marta,
no nos consuela saber
que nuestros seres queridos resucitarán
«en el último día».
Los querríamos vivos ahora,
para poder escucharlos y tocarlos.
Pero sabemos que tú puedes entendernos
y nos acompañas,
porque también pasaste
por nuestra experiencia.

Te conmoviste al ver a la viuda de Naín
que llevaba a su único hijo a enterrar.
Igualmente ante la muerte de tu amigo Lázaro.
El evangelio de hoy dice
que te conmoviste profundamente
y te estremeciste,
de forma que te echaste a llorar
y la gente decía: «Cómo lo quería!».
Tú mismo experimentaste la muerte,
y una muerte en cruz.

Te damos gracias
no solo porque puedes entender
y acompañar nuestro sufrimiento
sino porque nos das la certeza y la esperanza
de que nuestros seres queridos
—y nosotros mismos—
«aunque hayan muerto, vivirán», porque
tú eres la Resurrección y la Vida.
Confiaste tu vida al Padre
y él te la ha devuelto en plenitud,
haciéndote fuente de vida
para quienes creemos en ti.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Despertar a la vida

Necesitábamos saber, Jesús,
cuál es la fuerza del Espíritu que te trae.
Necesitábamos saber, Señor,
de qué modo la divinidad habita en ti:
que tú, en tu propia carne, eres hijo de Dios.

Necesitábamos saber, Siervo doliente,
antes de verte clavado en la cruz,
antes de recoger llorosos tu cuerpo muerto,
que tú eres el arca santa de la vida,
el guardajoyas de la resurrección.

Nos lo has mostrado hoy
llamando a Lázaro nuevamente a la vida,
despertando a la vida a tu amigo,
como promesa para cuantos crean en ti,
amigos y amigas, Martas y Marías,
que, aunque mueran, vivirán;
resucitados, amanecerán en una Vida de sueño,
para no volver ya a dormir ni a morir jamás.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tener una fe viva como Marta y María

Dios y Padre de Jesús y nuestro,
queremos levantar, como tu Hijo,
los ojos y el corazón a ti y orar con confianza.

Te damos gracias porque eres el autor
y el donador generoso de la vida, y deseas
que todos podamos tenerla en plenitud.

Te damos gracias porque tu Espíritu,
que llenaba el corazón de tu Hijo Jesús
y que le resucitó de entre los muertos,
habita también en nosotros.

Que este Espíritu nos ayude a tener
una fe viva como Marta y María,
a ser personas comprometidas, como Jesús,
en la valoración y la defensa de la vida,
a no permanecer jamás indiferentes
ante el sufrimiento que nos rodea.

Te pedimos que todos los que en la Pascua
recibirán o renovaremos la gracia del bautismo
sepamos ser cuidadores de la vida
que nos has ofrecido gratuitamente, y que
la deseas abundante y que llegue a plenitud.

Que los que aún no han descubierto
o no han abierto el corazón a esta vida
puedan escuchar la invitación de Marta a María:
“El Maestro está ahí y te llama”.

Que la fuerza de tu amor de Padre
nos haga caminar a todos en una vida renovada
tal como la oración y la palabra de Jesús
hicieron levantar y caminar a Lázaro.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tú eres el Señor de la vida

A veces te echo en falta,
pienso que no estás, porque si estuvieras
no permitirías la violencia, la mentira,
la injusticia que triunfan por todas partes
y que no parecen tener fin.

Pero tú has dicho que, si creemos,
veremos la gloria de Dios.
Dame esta fe viva y activa
que remueve las losas
que parecían cerradas para siempre,
que espera la irrupción de la vida
más allá de toda esperanza.

Tú eres el Señor de la vida
y el Maestro de lo imposible.
Repaso mi historia y me doy cuenta
de que siempre has estado presente
y que siempre has obrado en mí algún milagro
que todavía no he reconocido lo suficiente.

Haz de mí tu instrumento
para seguir aportando vida
a este mundo nuestro
que no cesa de llorar.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
La salvación solo nos viene de Ti, Señor

Señor, gracias por confiar en el Padre,
por creer que no te iba a abandonar al poder de la muerte
y que te resucitaría como lo había hecho con Lázaro.

Sabemos que Tú tienes poder
para sacarnos de nuestros sepulcros,
que tu Espíritu nos puede dar la vida.

Escucha nuestra voz,
atiende nuestra súplica
cuando la tiniebla nos invade.

Enséñanos a esperar pacientemente tu respuesta,
a no dudar de tu Amor a pesar del silencio.

Debemos aprender a fiarnos de Ti,
a creer en tu redención.

Quizás necesitamos experimentar tu ausencia
para darnos cuenta de que la salvación solo nos viene de Ti.

Gracias por hacerte solidario con nuestro sufrimiento,
por conmoverte por cada uno de nosotros.

Señor, visita nuestra Betania,
hazte presente en los aspectos más débiles de nuestra existencia,
allí donde solo tu resurrección
puede poner luz y transformar la muerte en vida.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret