La natividad de san Juan Bautista

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Santoral
Data : 
Viernes, 24 Junio 2022
Enviado para dar testimonio de tu luz

Gracias, Señor, por el regalo de la vida.
Gracias, porque el nacimiento de un niño
siempre es motivo de gozo y alegría.

Gracias porque son muchas las cosas
que aprendemos del alma de los niños,
que, sin máscaras y con total libertad,
expresan la alegría de sentirse vivos
y nos contagian de ganas de cantar y reír
con su modo de mirar la vida,
las circunstancias y las personas.

En cada bebé hay un proyecto de vida, un don,
una gracia que se convierte
en destello de tu luz en medio del mundo.

Gracias, Señor, por la vida de Juan Bautista,
enviado para dar testimonio de tu luz.
Gracias porque supo vivir
con mirada y corazón de niño
una vida austera, plenamente feliz y libre.

Quizás todo depende del deseo del corazón.
Y a veces nuestro corazón
está tan apretado de urgencias, problemas,
dudas y personas que son un desafío,
que podemos fácilmente tener la sensación
de estar perdidos, sin norte.

Te pedimos que nos regales la capacidad
de saber mirar la vida, las circunstancias
y las personas con ojos de niño.

"La Missa de cada dia", de l'Editorial Claret
Ayúdanos a ser testigos de la luz

Te doy gracias, Padre,
por mi vida y la de cada ser humano
fruto, todas ellas, de tu amor.

Te doy gracias por todo lo que recibo
de ti y de cuantos me rodean.

Te doy gracias por el sentido y horizonte
que me ofrecen la fe y la certeza
de tu amor en mí y en todas las personas.

Te doy gracias por todo el bien
que tú realizas a través de mí,
a pesar de mis deficiencias.

Ayúdame a ser fiel, Padre,
a la misión que me has confiado:
ayudar a las personas a acercarse
a ti y a tu Hijo Jesús;
ser testigo de tu luz
que confiere sentido a la vida;
actuar sabiendo que me acompaña
tu amor de Padre.

Te pido especialmente por aquellos
a quienes la vida resulta pesada
porque no encuentran su sentido,
están agobiados por el sufrimiento
o no saben para qué existen.

Ayúdame y ayuda a toda la Iglesia
a ser, como Juan Bautista,
testigo de la luz.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Juan, un regalo de Dios para toda la humanidad

El tuyo fue un embarazo de altísimo riesgo.
¡Dónde se ha visto, que una anciana estéril
conciba un hijo a esta edad!
Si hubieras vivido hoy, pobre Isabel,
te habrían aturdido
con tantos controles médicos,
te habrían sugerido la posibilidad
de un aborto terapéutico
y, en vez de alegrarse contigo,
te habrían criticado y compadecido.

Pero tú eras consciente de que aquel niño
que, a ojos de los demás,
había venido a perturbar tu vejez
era un regalo de Dios para ti
y para toda la humanidad.

Feliz tú, Isabel, que, con tu gozo,
compartido por el hijo de tus entrañas,
aplaudiste y animaste
la fe y la disponibilidad de María.

Ojalá que también nosotros
sepamos acoger cada vida humana
como un regalo y una llamada de Dios,
único e irrepetible.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que no carezcan profetas

Señor, Jesús,
tú hiciste el elogio de tu Precursor
diciendo de él que era «el mayor
de los nacidos de mujer».

Te damos gracias por Juan Bautista
y por todos los mensajeros y testigos
que nos envías constantemente
para que preparen nuestro corazón
para acoger tu Buena Noticia.

Haz que ni en la Iglesia ni en el mundo
no falten nunca profetas como Juan,
comprometidos con el Evangelio
y con su mensaje de vida.

Y ya que –unidos a ti en el bautismo-
hemos sido hechos también profetas,
haznos semejantes al Bautista,
para que en la Iglesia y en el mundo
seamos testigos de la Luz
y anunciadores de tu Palabra.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Juan el Bautista nos enseñó el camino para seguirte

Señor, gracias por el testimonio de Juan el Bautista.
Él nos enseñó el camino para seguirte,
que es aceptar el propio nacimiento,
la propia existencia,
no como un hecho fortuito de la naturaleza,
sino como una decisión tuya.

Tú ya nos conocías antes de ser
en el seno de la madre,
y pensaste en cada uno de nosotros
para encomendarnos un propósito.

Juan Bautista fue fiel
a esta misión que le encargaste.
La asumió como un don,
la llevó a cabo responsablemente,
la aceptó con valor,
sabiendo que la grandeza
que veían en él
no era mérito suyo.

Gracias por su humildad,
porque supo cederte el protagonismo,
porque no se apropió de tu obra.

Nos dijiste que entre los nacidos de mujer
no ha habido uno mayor que él;
pero el más pequeño en el reino de los cielos
es mayor que él,
porque eres tú quien nos hace grandes.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret