Domingo XXIX del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 16 Octubre 2022
La oración con fe es una fuerza invencible

Gracias, Señor, porque
nos animas a no perder la fe,
cuando no obtenemos una respuesta inmediata
a nuestras oraciones.
Gracias porque la reflexión sobre la parábola
es una buena oportunidad
para comprender que, a veces, tu respuesta
no nos llega como nosotros deseamos
o esperamos,
y que necesitamos una confianza plena
en tu plan de salvación.
Necesitamos entender
que tu tiempo no es el nuestro.

Gracias porque hoy nos invitas a vivir
en una paciencia que, hoy en día,
se convierte en un contravalor.
Todo lo queremos rápido y a nuestro gusto,
pero las cosas importantes se cuecen
al fuego del día a día, desde la esperanza,
la paciencia activa y la confianza en acción.
Gracias porque en tus ojos siempre triunfa
la constancia del débil.

La oración con fe
es una fuerza invencible.
Que nunca olvidemos que orar
es escuchar cada vez más tu voz,
y no tanto la nuestra.
Te rogamos que nuestra fe no desfallezca,
en la certeza de que nuestra oración
siempre es acogida por tu corazón de Padre.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Debemos ser una Iglesia misionera en todas partes

Señor Jesús, hoy tu palabra
nos hace una pregunta y ofrece un ejemplo. 

Tú nos preguntas sobre nuestra fe
y nos propones como ejemplo a seguir
el de aquella viuda pobre y frágil,
pero con tamaña fe y coraje
que planta cara a los poderosos. 

Tú no nos pides que ataquemos a nadie
ni que queramos ser más que los demás,
sino que confiemos tanto en el amor del Padre
que jamás nos dejemos vencer
por todo el mal o el desamor
que encontramos en el caminar diario. 

No nos quieres armados de poder o riqueza,
sino fundamentados en tu palabra
que ilumina, corrige, enseña el camino,
transforma a la persona desde dentro
y dispone a hacer el bien. 

Gracias, Señor, por enseñarnos
qué es tener fe y ser tus discípulos. 

Ayúdanos a corregir y a mejorar
todo lo que aún es poco evangélico
tanto en cada uno de nosotros
como también en nuestra comunidad. 

Ayúdanos a estar convencidos
de que, por nuestra fe y testimonio,
debemos ser una Iglesia misionera
en todas partes, y empezando en casa.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos invitas a confiar en la oración

Señor, la viuda de la parábola nos recuerda
a las personas «sin voz» en nuestra sociedad.
Una vez más nos recuerddas
que la oración nos da constancia.
Nos infunde valor y nos hace ver los caminos
o las personas que pueden ayudarnos
a resolver la situación.

Al juez no le importan ni Dios ni los hombres.
Pocas personas se atreven
a afirmarlo con tanta franqueza,
pero sus actos dan fe de ello.
Hoy, Señor, nos mueves a confiar en un medio
aparentemente tan débil como la oración
y nos aseguras que hay más fuerza en ella
que en todos los poderes del mundo.

Señor, queremos agradecerte
que hayas llamado a algunos cristianos
a dedicar su vida a la oración.
Son como la viuda del evangelio.
Nos parece que no hacen nada,
que su vida es absurda.
Si entendemos tus palabras,
estas personas son las que más hacen
por el mundo y por sus semejantes.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
«Sin desanimarse»

Señor, no lo podemos negar:
Nos gusta imaginarnos a Dios
como omnipotente y bonachón,
dispuesto a responder sin espera
al más mínimo de nuestros deseos. 

Quisiéramos que así fuera, pero…
reconocemos que esta imagen
no es la que tú, Jesús, nos da de Dios
cuando lo presentas en el evangelio. 

Haznos entender de una vez
que si necesitamos orar sin cesar
no es para que Dios no nos olvide
sino para que no nos olvidemos de Él… 

…y para recordar constantemente
que Él quiere ser nuestro Padre
y quiere realizar a favor nuestro
este proyecto de vida y de amor
que es su Reino anunciado. 

Ayúdanos, Señor, a «orar siempre
sin desanimarnos».

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
La oración me abre a ti y activa en mí la confianza, la fe, el compromiso

Seguro que sabes, Señor Jesús,
que no conseguirás que deje de rezar
por la salud y el bienestar de las personas
que quiero, y por tantas otras cosas
que pienso que serían muy convenientes
para que el mundo fuese mejor.
Si no están a mi alcance te las encomiendo a ti
y me quedo tranquilo.

Tú me dices que siga rezando
con perseverancia y paciencia.
No es que te guste hacerte de rogar
y ponerme a prueba.

Es que tu misericordia ya ha hecho
y sigue haciendo lo que hace falta de verdad,
tanto si rezo como si no.
Pero mi oración no es inútil.
A ti no te hace falta, pero a mí sí.

La oración me abre a ti y activa en mí
la confianza, la fe, el compromiso
y todas las energías espirituales
que tú siempre derramas sobre mí
y que yo a menudo dejo pasar de largo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, enséñanos a ser pacientes y a confiar en Ti

Señor, gracias por ofrecernos siempre tu ayuda,
por estar siempre a nuestro lado,
por guardar nuestros pasos,
por no bajar nunca la guardia.

Perdona por nuestra actitud displicente
ante las dificultades.
Buscamos soluciones fáciles y rápidas
para resolver los problemas,
deseamos que las cosas cambien de un día para otro.
Enseguida nos cansamos de esperar tu respuesta
y dejamos de luchar para que se haga justicia.

No permitas que desfallezcamos
si no vemos frutos inmediatos,
enséñanos a ser pacientes y a confiar en Ti.
Una confianza que no titubee
ante las contrariedades,
ni se desentienda de los conflictos
esperando que se resuelvan por sí solos.

Cuando lleguemos al límite de nuestras fuerzas
podemos contar con nuestros hermanos.
Con su apoyo no bajamos los brazos,
ellos nos sostienen para que podamos descansar.

Señor, que nunca se extinga la llama de la fe
que prende el fuego de tu Espíritu.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret