Domingo XVI del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 17 Julio 2022
Estamos contentos de acogerte

Gracias porque con tu forma
de estar con los demás, podemos entender
que no es tan importante
la actividad de servicio en sí,
sino la actitud de fondo
con la que la realizamos.

Perdona nuestras impaciencias
cuando queremos tenerlo todo controlado,
con soluciones rápidas.
A veces somos consumidores sin descanso
de necesidades equivocadas,
y corremos el peligro de llenar nuestros vacíos
con activismos que no pueden suplir
la grandeza de encontrarnos contigo
y con los demás.

Ayúdanos a decelerar ritmos,
a agudizar la acogida y la escucha
y a aprender a ser pacientes en la acción.
En esta era del ruido,
en la que el silencio se ha convertido en lujo,
que no olvidemos de fomentar la interioridad.
Que no quedemos embriagados por un activismo
que nos haga creer que todo lo podemos,
sino que busquemos la coherencia
entre lo que sentimos y lo que hacemos.

Enséñanos a priorizar con sentido común
a qué y a quién dedicamos nuestro tiempo.
Que tangamos siempre como trasfondo
tu palabra,
que nos recuerda que siempre
lo más importante son las personas.
Que no quedemos abrumados
y devorados por la velocidad,
sino que quedemos atentos a tu paso
en nuestras vidas.

Gracias, Señor, porque hoy
también vienes a nuestra casa.
Quizás no lo tenemos todo listo para recibirte,
pero estamos contentos de acogerte.
Que, como María, te ofrezcamos
toda nuestra atención.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ayuda, Señor, a cuantos trabajan para hacer este mundo más acogedor

Has puesto, Señor, en cada uno de nosotros
la capacidad de trabajo y servicio de Marta
y la necesidad de orar de María.
Que sepamos unificar nuestro espíritu
para vivir con alegría
y sin miramientos de culpa.

Ayuda, Señor, a cuantos trabajan
para hacer este mundo más acogedor.
Que sientan nuestro apoyo
y sepamos valorar su trabajo.

En nuestra sociedad, Señor, se valora poco
la opción de padres y madres que deciden
dedicarse a cuidar de la casa y de los hijos.
Que sepamos valorar su opción
y evitemos comentarios o comparaciones
que puedan resultarles dolorosos.

Tampoco tienen gran aprecio, Señor,
las personas que dedican su vida a la oración.
Que sientan la solidaridad de los creyentes
y que gracias a su intercesión
avancemos en la vida del espíritu.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
María ha escogido la parte mejor

Señor,
tú conoces bien nuestro corazón;
tú sabes cuánto nos cuesta
frenar el ajetreo de nuestra vida,
y sentarnos un rato a tus pies
para escuchar tu Palabra.

Danos la decisión de pararnos.
Danos la fuerza que necesitamos
para afrontar el silencio, sin miedo,
y llegar al fondo de nuestro corazón;
allí podremos descubrir tu presencia,
que espera poder encontrar
nuestra mirada y nuestra palabra.

Envía sobre nosotros tu Espíritu.
Que él nos conduzca de la mano
a lo más íntimo de nosotros mismos,
allí donde tú nos esperas
para hablarnos al corazón.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Te pedimos que aumentes nuestra fe

Gracias, Señor, por venir a visitarnos,
por hacer estancia entre nosotros,
por comunicarnos tu Palabra.

Te pedimos que aumentes nuestra fe
para que podamos reconocer a tus enviados,
que nos traen tu Buena Nueva,
en medio de nuestro mundo.

Enséñanos a acoger a tus profetas
con el fin de escuchar lo que nos quieren decir.
Queremos quedarnos con la mejor parte,
que es escuchar tu Palabra.

Perdónanos por no estar siempre atentos a tu voz,
por utilizarte como excusa para no detenernos,
por distraernos intentando hacer cosas por Ti.

Gracias por la fecundidad de tu Palabra
que genera Vida en nuestra sequedad.

No queremos obsesionarnos con nuestros planes,
ni precipitar con nuestras iniciativas,
queremos estar atentos a tus orientaciones.
Si somos fieles a tus palabras,
no podremos enorgullecernos de los frutos.

Danos tu Espíritu Santo para reconocer tu mensaje
y la humildad necesaria para llevarlo a cabo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que sepa acogerte siempre con actitud de discípulo

Señor Jesús, te presentaste
en casa de Marta y María sin avisar.
No era mala educación, era lo que todos hacían.
Ahora tenemos teléfono,
correo electrónico y postal,
tenemos la agenda llena y las puertas cerradas,
y hemos perdido la  costumbre
de la visita inesperada,
la que nos exige dejarlo todo
para atender al huésped que ha llegado.

Ahora nos parecen indeseables
los huéspedes inesperados,
los que vienen sin haber sido invitados.

Señor, enséñanos a tener un corazón abierto
hacia los refugiados que huyen de la guerra,
los emigrantes que buscan una vida mejor.
Que sepamos acoger, compartir
y aprender también de lo que nos aportan.

Enséñame también a tener un corazón abierto
a la oración y a la escucha de tu palabra.
Gracias por tus visitas sorpresa.
Que sepa acogerte siempre
con actitud de discípulo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Viniste para quedarte en nuestra casa

Señor Jesús, te damos gracias
porque tu presencia en el mundo
no ha sido apenas una visita rápida:
viniste para quedarte en nuestra casa.

Eso significa que cada día
debemos acogerte con alegría,
debemos escucharte con corazón abierto,
nuestro deseo debe ser estar contigo
y aprender a ser como tú.

Ayúdanos para que en este verano
podamos dedicar más tiempo
a hablar, escuchar y estar cerca
de las demás personas, empezando en casa.

Que aprendamos también a escucharte,
porque tú siempre estás con nosotros.

Ayúdanos también, Señor Jesús,
a hacer de nuestra comunidad
una casa acogedora a todos
como eran la tienda de Abraham
o la casa de Marta y María.

Que cuantos llamen a la puerta
se sientan bien en ella y se sepan acogidos,
como tú fuiste bien recibido
por aquellas dos hermanas.

Y gracias, una vez más,
porque has querido venir a nuestra casa
y nos has dicho que tu casa
-la casa de tu Padre-
es también nuestra casa.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret