Cántico de María: «Magnificat»

(En la tarde)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán t
odas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. 

Su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación. 

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. 

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia —
como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán
y su descendencia por siempre.