Un tiempo que la comunidad cristiana
nos ofrece cada año como preparación
para la Pascua.
Un tiempo de crecimiento humano,
mediante la revisión a fondo
de nuestras actitudes y de los esfuerzos
que hacemos para corregir errores,
enderezar lo torcido,
poner vida y amor allá donde falten.
El Evangelio es el punto de referencia
y nos sugiere unos puntos
para hacer la revisión:
La relación con los demás,
manifestada en el amor y la solidaridad,
sobretodo con los más necesitados
y con los que nos son más cercanos.
¿Qué les ofrecemos? ¿Qué les rechazamos?
¿Cómo los ayudamos? ¿Cómo los amamos?
La relación con nosotros mismos,
expresada con el esfuerzo de la moderación
y autocontrol
para que nuestra vida sea más fiel,
más «humana» y más solidaria.
La relación con Dios,
mediante la plegaria,
el acogimiento de su Palabra,
la vivencia de los Sacramentos
y el compromiso al servicio del Reino.
Unas sugerencias para la cuaresma:
Cada día,
leer, meditar y orar
el evangelio de la misa.
Si fuera posible,
participar en la misa diaria
y vivirla como un momento fuerte
de comunión con Dios y con los hermanos.
Implicarse en las campañas de solidaridad
¡Buena Cuaresma!