La Anunciación del Señor

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Santoral
Data : 
Sábado, 25 Marzo 2023
Que nuestra vida sea un «fiat» en tu plan de amor

Padre, hoy que celebramos
la solemnidad de la anunciación de tu Hijo,
queremos agradecerte
el gran regalo de su encarnación,
y la delicadeza de contar
con el consentimiento de María,
representante de la humanidad,
para colaborar en hacerla posible.

Te pedimos que nos concedas un corazón
como el de María,
cuando recibió de boca del ángel
la llamada a ser la madre de tu Hijo.
Queremos, como ella,
ser humildes ante la grandeza de tu don,
sentirnos realmente gozosos porque tú
estás con nosotros y nos concedes tu favor.

Concédenos tener la misma confianza que ella,
para vencer el miedo
frente a la misión que nos propones,
tan desproporcionada a nuestras fuerzas.
Que con sencillez sepamos también
expresarte las dificultades que tenemos
para comprender tus planes,
pero que, como ella,
confiemos plenamente en tu promesa:
el Espíritu vendrá en nuestra ayuda,
tu poder nos sostendrá.

Que, como María y Jesús,
nuestra vida sea un «fiat» en tu plan de amor:
«Soy tu sierva, tu siervo,
hágase en mí según tu palabra».

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Como María, dejémonos guiar por el Espíritu Santo

Te damos gracias, Señor Jesús,
porque has querido hacerte de nuestra raza,
para ser Dios-con-nosotros.
Es la mayor dignidad y responsabilidad
Que podías ofrecernos.

Por eso te pedimos
que siempre seamos dignos de ella
y que tú seas nuestra referencia
cuando planeamos nuestra vida.
Tú has sido el más humano
y también el más cercano a Dios
de toda nuestra familia,
porque eres el Hijo.

Te pedimos también
que tengamos la disponibilidad
y la grandeza de corazón
de María, tu madre y la nuestra,
para saber acogerte
y saber guardar tu palabra,
para hacerte presente
con nuestra vida y actitudes,
para dejarnos guiar por el Espíritu Santo
y ser cada día colaboradores
de la voluntad salvadora del Padre.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que seamos capaces de adquirir la libertad necesaria para servir

Señor, mientras nos acercamos a tu Pasión
irrumpe como señal de esperanza
el anuncio de tu nacimiento.
Que sepamos verte presente
en nuestro mundo
aunque, como María,
no entendamos lo que sucede.

Señor, María puede «ser esclava»
porque es dueña de sí misma
y puede darse alegremente a los demás.
Que seamos capaces de adquirir
la libertad necesaria para servir.

Señor, la anunciación a María es también
una buena noticia para nosotros:
nos sales al encuentro en el sitio
y en la situación en que estamos.
Nos recuerdas que estás con nosotros
y que, al igual que tu Madre,
estamos llenos de gracia.

María, sin apoyo de nadie,
tomó la decisión más importante
de su vida.
No había antecedentes
en la historia de su Pueblo.
Como tantas personas
sufrió la incomprensión y la soledad.
Señor, que seamos justos al estilo de José
y tendamos una mano a las personas
que viven heroicamente el día a día.

Mira con cariño, Señor,
a las Hijas de la Caridad
que en todo el mundo
renuevan sus compromisos de fidelidad
a favor de los más pobres.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
María es nuestro ejemplo de confianza y de esperanza

Te preguntaste cómo podía ser,
el ángel te dijo que era cosa de Dios,
que es el maestro de lo imposible,
y aceptaste que se hiciera su voluntad.

Todos nos preguntamos a veces cómo puede ser
que nos ocurran ciertas cosas
que no entran en nuestros esquemas.
Tú eres nuestro ejemplo de confianza y de esperanza.

No lo entendiste todo,
como tampoco nosotros
entendemos muchas cosas,
pero diste paso al proyecto de Dios
para tu vida
y para la salvación de todos.

Sabemos que Dios es bueno,
que no envía enfermedades
ni desgracias a nadie,
y sabemos que es tan grande
que incluso de las mayores calamidades
puede sacar un bien aún mayor.

Por esto en toda circunstancia
tenemos que aprender a decir, como tú, María:
que se cumpla tu voluntad, Señor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, que se haga tu voluntad en nosotros

Gracias, Señor, por anunciarnos
lo que quieres hacer en cada uno de nosotros
a través de tu Palabra.

Enséñanos a estar atentos
para escuchar tus instrucciones
y a confiar en que tu Espíritu
puede hacerlo posible.

No queremos hacer caso de las voces
que nos hacen dudar de tu Amor
y nos engañan haciéndonos creer
que nos harás pagar un gran precio.

Tú, en cambio, nos regalas tu favor,
nos das tu Espíritu
para que transforme nuestras vidas.

Gracias, María, por aceptar la voluntad de Dios,
te dejaste cubrir por su sombra,
y confiaste en su Palabra
a pesar de ir contra toda lógica.

Gracias, Isabel, porque tu testimonio
ayudó a María a creer que el Espíritu
podía obrar en ella como lo había hecho en ti.

Señor, siguiendo el ejemplo de estas dos mujeres,
te presentamos todo lo que tenemos y lo que somos,
para que se haga tu voluntad en nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret