Reina gentil, de nuestra tierra,
que espera con gran anhelo,
danos la paz y no la guerra,
y tu ayuda fiel.
María que, deprisa vas a la Montaña,
a un pueblo de Judea y hasta Montserrat,
por sierras escarpadas y cimas muy singulares,
¿cuál podrá ser este impulso que te hace correr,
sino la fe que hierve y el amor que para socorrer,
a tu prima, y –por qué no?- la fe del pueblo catalán?
Feliz Tú, que has creído; feliz, Tú, Moreneta,
luz del camarín, Madre y Sede del Hijo de Dios.
el Salvador, deposita el mundo en tu mano,
para que le veles con cuidado y bendigas
a todos los que, en romería, la venimos a besar.
Reina gentil, de nuestra tierra,
que espera con gran anhelo,
danos a todos la paz y no la guerra
y tu ayuda fiel.