¡Realmente nos sorprende!
Jesús Resucitado, Señor,
no te habíamos comprendido,
nunca lo pudimos imaginar.
Tú, vivo, con una existencia nueva.
Levantándote,
has dejado muy atrás el sepulcro
y el mundo de antes,
que se ha visto transformado, iluminado,
recreado desde los cimientos.
Has cambiado nuestras vidas,
nos has asomado al Reino,
nos ha sobrecogido tu gloria divina.
María Magdalena, Simón Pedro,
todos los discípulos, correremos ya siempre…
tras de ti, tan adentro y tan arriba.
Iremos a donde sea,
a los alejados, a Galilea,
porque, ahora, ya estás vivo
y presente en todas partes.