Viernes Santo - Pasión del Señor

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Cuaresma
Data : 
Viernes, 7 Abril 2023
Continúas con los brazos y el corazón abiertos, acogiendo a todos

Señor Jesús, ante tu cruz
me siento totalmente perplejo,
sobre todo viviendo en este mundo
en que todo invita al triunfo
y al éxito individual.

Me siento también desconcertado
porque tu amor y tu perdón sin límites
ponen al descubierto mi incapacidad
de vivir de una manera semejante
e incluso el miedo a seguir decididamente
este camino que puede llevar a la cruz;
o quizás porque mi vida no es un buen testimonio
de la verdad, como sí lo fue la tuya.

Señor Jesús, este Viernes Santo
me presento ante ti con toda mi pobreza
y en ti fijo el corazón y la mirada;
no me atrevo a pedirte nada,
porque tú ya me diste todo,
y continúas con los brazos y el corazón
abiertos, acogiendo a todos.

Junto con mis hermanas
y hermanos de comunidad quisiera ser
como aquel grupito de mujeres,
con María y el discípulo amado,
que no se separan de ti.

Al pie de la cruz conocieron
hasta dónde llega tu amor,
aprendieron qué es ser discípulo.
¡Que este sea mi camino
y el de toda nuestra Iglesia!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Dios también sufre

Todos pasamos por la cruz.
Todo el mundo sangra, a diario.
Y tanto dolor que no se ve.
Víctimas, accidentes,
enfermos del cuerpo, deprimidos,
pobreza, injusticia,
terror, dictaduras….
Tantas personas solas, abandonadas,
niños y ancianos…
Más la obligación agotadora de cada día,
aquel peso que puedes quitarte de encima… 

Y tú, Jesús, no te has desentendido
de nada de esto.
Tú, hombre como nosotros,
sufriente… hasta la muerte.
¡Y qué muerte!,
legalmente, brutalmente asesinado. 

Eres Dios y clavado en la cruz….
Ahora sé que nos amas!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
¡Fieles hasta la muerte!

Jesús,
encarnándote en en el seno de María,
firmaste un pacto de amor fiel
entre el Padre del cielo
y los hermanos de la tierra. 

Hoy, en la Cruz,
rubricas nuevamente este pacto con tu sangre.
¡Has sido fiel hasta la muerte!
María, tu madre, que te acogió
y te dio la humanidad como Salvador,
ahora también está contigo, al pie de la Cruz. 

Comparte tu dolor y tu fidelidad.
 Como Tú y contigo renueva su sí total:
«Padre, me pongo en tus manos…
¡Que se cumpla en mí tu voluntad!» 

Gracias, Jesús, por tu amor salvador;
gracias, también, por el amor fiel de María. 
¡Ayúdame a amar como vosotros!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
En ti fijo el corazón y la mirada

Señor Jesús, ante tu cruz
me siento totalmente perplejo, sobre todo
viviendo en este mundo en que
todo invita al triunfo y al éxito individual.

Me siento también desconcertado porque
tu amor y tu perdón sin límites
ponen al descubierto mi incapacidad
de vivir de una manera semejante
e incluso el miedo a seguir decididamente
este camino que puede llevar a la cruz;
o quizás porque mi vida no es buen testigo
de la verdad, como fue la tuya.

Señor Jesús, este Viernes Santo me presento
ante ti con toda mi pobreza
y en ti fijo el corazón y la mirada;
no me atrevo a pedirte nada, porque tú
ya me diste todo, y continúas con los brazos
y el corazón abiertos acogiendo a todos.

Junto con mis hermanas
y hermanos de comunidad quisiera ser
como aquel grupito de mujeres,
con María y el discípulo amado,
que no se separan de ti.

Al pie de la cruz conocieron
hasta dónde llega tu amor,
aprendieron qué es ser discípulo.
¡Que éste sea mi camino
y el de toda nuestra Iglesia!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Queremos acompañarte junto a la cruz

¡Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos!
Y como María, el discípulo amado
y aquel grupito de mujeres
queremos acompañarte junto a la cruz.

Haznos comprender,
en el silencio y profundidad del corazón
todo el significado
y toda la riqueza de amor,
de donación generosa y de vida
que se encuentra en tu cruz
y en nuestras cruces.

Haznos esperar en silencio
que los frutos de tu vida entregada
-cual grano de trigo sembrado-
se hagan visibles en el mundo.

Y, permaneciendo a tu lado,
haznos verdaderamente hermanos y hermanas
de los que cerca o lejos de nosotros
tienen una cruz más pesada
debido a la soledad o al desespero,
a la falta de fe
o al abandono en que se hallan.

No permitas que, debido a nuestro egoísmo,
carguemos alguna cruz
en nuestros hermanos más débiles
o seamos insensibles
al sufrimiento de nuestro mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Perdónanos, Señor, por las veces que ignorarnos el sufrimiento humano.

Señor, gracias por seguir el camino de la cruz,
por soportar la injusticia de los hombres,
por afrontar la soledad de los hermanos,
por aceptar la ausencia del Padre,
por sufrir hasta el extremo.

Cuando no tenías nada donde agarrarte,
recordaste las palabras de la Escritura.
En la revelación dada al pueblo de Israel,
encontraste signos que confirmaban
lo que estabas viviendo y te dieron fuerzas
para asumir el destino que te esperaba.

Con tu ejemplo nos has enseñado
que en la Palabra siempre encontramos
una guía para nuestro camino.

Perdónanos, Señor, por las veces
que ignorarnos el sufrimiento humano.
Somos miedosos y ante el peligro
huimos y buscamos seguridades.

Gracias, María, por mantenerte fiel al pie de la cruz.
Tu hijo te necesitaba y tú no te ahorraste
el dolor de verlo humillado y maltratado.

Gracias, Jesús, por darnos a tu madre.
Tú sabías que nadie cuidaría mejor de nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret