Jueves Santo - Cena del Señor

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Cuaresma
Data : 
Jueves, 6 Abril 2023
Que seamos signo de tu presencia en el mundo

Señor Jesús, también hoy nos reunimos contigo
alrededor de la mesa como aquel Jueves Santo.
Te damos gracias por habernos invitado
y por considerarnos tus amigos.

Gracias por ser el Maestro que enseñas
con la propia vida y también con la muerte.
Gracias por ser el Señor que te pones
a servicio de todos y nos tratas como hermanos.

A nosotros, como a Pedro y a sus compañeros,
nos ocurre que no siempre te entendemos;
o quizás te entendemos muy bien
pero nos falta el coraje de vivir tus propuestas.

Señor Jesús, acompaña a tu Iglesia
en el camino de aprender cada día
a ser discípula tuya, en la misión
de ser signo vivo de tu amor
entre las mujeres y hombres de hoy
y de mostrar tu predilección
por los que más sufren o son marginados.

También nosotros,
como aquella noche de la Cena,
compartimos muchas veces el Pan y el Vino
que nos ofreces generosamente cada día:
que lo hagamos de tal modo
que seamos menos egoístas
y aprendamos a perder el miedo
de entregarnos y ser generosos,
a fin de convertirnos en signo
de tu presencia en el mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tres días de pirueta

Queremos seguirte paso a paso, Jesús,
en la celebración del triduo pascual. 

Hoy nos muestras, gran lección,
el punto de arranque de la gran pirueta
que te eleva hasta la cruz,
que te eleva del sepulcro a la vida de la gloria. 

También agachado a los pies de los discípulos,
humillado como condenado, hasta el polvo,
y descendiendo a los infiernos de la muerte.
Giras hasta terminar dando la vuelta,
por completo, a la humana situación.
Contigo, pasaremos a ser salvados. 

Y esto empieza hoy, alzando la sagrada Hostia,
que hace presente la ofrenda de ti mismo
en la sangre de la cruz, para todos.
Así demuestras hasta qué punto nos amas,
tú, hecho esclavo al servicio de nuestra vida.  

Ya nos has enseñado el secreto: Es en el amor,
donde empieza y termina la pirueta del Amor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Fiel hasta el don total de la vida

Jesús,
aquel jueves santo,
a pesar de la mirada turbadora de Judas,
a pesar de la traición del amigo,
te muestras ante los discípulos
como el amigo sincero
y el confidente de siempre. 

Les dejas como testamento
el servicio y el amor. 

Quieres estar siempre con ellos
y con todos los que te seguirán.
Por esto nos dejas el gesto admirable del don total
en el Pan y el Vino de la Eucaristía:
Vida entregada y Sangre derramada hasta la última gota
para dar vida y fuerza a los hombres y mujeres
de toda la tierra y de todos los tiempos.

Con este gesto del Pan partido
-memorial de tu presencia y de tu entrega-,
nos invitas a partir también nosotros
el pan de nuestra vida
y de este modo hacerte presente
entre los hermanos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ser signo de tu presencia en el mundo

Señor Jesús, también hoy nos reunimos contigo
alrededor de la mesa como aquel Jueves Santo.
Te damos gracias por habernos invitado
y por considerarnos tus amigos.

Gracias por ser el Maestro que enseñas
con la propia vida y también con la muerte.
Gracias por ser el Señor que te pones
al servicio de todos y nos tratas como hermanos.

A nosotros, como a Pedro y a sus compañeros,
nos ocurre que no siempre te entendemos;
o quizás te entendemos muy bien pero no tenemos
el coraje de vivir tus propuestas.

Señor Jesús, acompaña a tu Iglesia
en el camino de aprender cada día
a ser discípula tuya, en la misión
de ser signo vivo de tu amor
entre las mujeres y hombres de hoy
y de mostrar tu predilección
por los que más sufren o son marginados.

También nosotros, como aquella noche de la Cena,
compartimos muchas veces el Pan y el Vino
que nos ofreces generosamente cada día:
que lo hagamos de tal modo
que seamos menos egoístas
y aprendamos a perder el miedo
de entregarnos y ser generosos,
a fin de convertirnos en signo
de tu presencia en el mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que nuestra ley sea el amor

Señor Jesucristo,
la última cena con tus discípulos
nos dice qué tipo de comunidad
quisiste crear con tus seguidores
y qué tipo de Iglesia
deseas que construyamos
los que en ti creemos.

A cuantos celebramos la Eucaristía
ayúdanos a vivir
de tal modo que
nuestra ley sea el amor
y nuestro distintivo, el servicio.

No nos dejes caer en la tentación
de creer en tu presencia
en el Pan y el Vino
y olvidarnos de que cada persona
es nuestro hermano y hermana;
o de adorarte en la Eucaristía
y no ser servidores de los pobres.

Que cada vez que te recibimos
seamos transformados por ti
hasta que nuestra vida tenga
el sabor del buen pan
que tú partiste y distribuiste.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, nos has enseñado a servir a los hermanos

Señor, gracias por instituir la Eucaristía,
porque en el pan y en el vino
podemos hallar tu presencia
y disfrutar de los frutos de tu redención.

Gracias por pensar en nosotros
cuando tenías que afrontar tu pasión.
Tú nos has enseñado a servir a los hermanos,
nos has hecho entender
que sin donación no hay vida,
sin amor gratuito no hay salvación.

Queremos vivir cada celebración eucarística como una gracia
que nos ayuda a dejar atrás nuestros intereses,
a entregarnos sin esperar nada a cambio.

Lávanos con el agua que brota de tu costado,
que su pureza nos limpie las heridas,
su fuerza arrastre nuestro egoísmo,
su frescura apague el fuego encendido por el odio.

Te presentamos a todos los sacerdotes,
signos vivos de la presencia de tu Hijo.
Damos gracias porque han consagrado
su vida al servicio de tu pueblo.

Concédenos ser fieles a la misión encomendada
y danos fuerza para cumplirla.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret