San Antonio María Claret, patrón de la Parroquia

Ciclo y fecha
Ciclo: 
C
Tiempo: 
Santoral
Fecha: 
24/10/2022
Lecturas
Primera lectura
Is, 61, 1-6
El Espíritu del Señor me ha ungido, me ha enviado para dar la buena nueva a los que sufren y llevarles la alegría
Lectura del libro del profeta Isaías:

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena nueva a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados; para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad; para proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de nuestro Dios; para consolar a los afligidos; para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en vestido de fiesta, su abatimiento en cánticos.

Los llamarás Robles del Justo, plantados para la gloria del Señor. Reconstruirán viejas ruinas, levantarán los antiguos escombros; renovarán las ciudades en ruinas, los escombros de muchas generaciones. Se presentarán extranjeros a pastorear vuestros rebaños, y forasteros serán vuestros labradores y viñadores. Vosotros os llamaréis «Sacerdotes del Señor», dirán de vosotros «Ministros de nuestro Dios». Comeréis la opulencia de los pueblos y tomaréis posesión de sus riquezas.

Salmo responsorial
Salmo 22
Nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor,nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.


Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. 

Segunda lectura
2Co 5, 14-20
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios
Lectura de la segundna carta de san Pablo a los Corintios:

Hermanos: Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. 

Evangelio
Lc 10, 1-9
La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies
Lectura del evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros el reino de Dios”.»