Domingo XXX del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 27 Octubre 2024
Tu salvación es para todos

Señor, gracias porque tu salvación es para todos,
especialmente para aquellos que a menudo
sufren incomprensión
y la marginación de los otros porque parecen diferentes.
Creemos que los que se acercan a Ti con lágrimas
encuentran el consuelo
y los que están tristes, la alegría.

Tú te compadeces de quienes gritan
con desesperación tu Nombre
porque no tiene otra esperanza a la que aferrarse.

No permitas que ningún prejuicio social ni religiosos
sea un obstáculo para disfrutar de tu Presencia.

Te damos gracias por los hombres y las mujeres
que dedican su vida a tender
a las personas con diversidad funcional.
Tu salvación se concreta a través de su servicio
y con su amor ayudan a ver, oír y andar
a quienes no lo pueden hacer por sí  mismos.

Te presentamos todas aquellas situaciones
que nos hacen llorar y nos arrastran a la tristeza.
Confiamos en que Tú siempre actúas en favor nuestro
para transformar el dolor en alegría.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Danos, Señor, un corazón compasivo

Señor, muchas personas piden ayuda
y acallamos sus gritos
y cerramos los ojos a su necesidad.
Danos, Señor, un corazón compasivo.

Señor, despierta la fe
que se esconde en los corazones.
Al igual que Bartimeo
todos deseamos ver y seguirte.

Bartimeo se unió al grupo de Jesús
aunque no pertenecía al grupo de los Doce.
Muchas personas
desean colaborar en las parroquias
o en los grupos de ayuda
que la Iglesia organiza.
Señor, que no pongamos pegas
y acojamos la buena voluntad.

Señor, cuando Bartimeo llamó tu atención,
te paraste y le escuchaste:
¿Qué quieres que haga por ti?
Queremos actuar como Tú.
No pretendemos saber
lo que necesitan los demás,
ni les imponemos
lo que nosotros creemos que deben hacer.

Señor, un buen número de familias
se siente al borde del camino
como el ciego Bartimeo.
Ayúdanos, Señor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Aumenta nuestra fe, Señor

Señor, el ciego Bartimeo
es el prototipo de los cristianos
aferrados a falsas seguridades,
y que llevan una vida estática
y falta de vitalidad.
Danos la valentía necesaria
para ponernos en pie y abrazar con valentía
lo que la vida nos presenta cada día.

Señor, como los judíos
tendemos a considerar como castigo divino
las catástrofes, ciertas enfermedades
y tantas otras cosas
que no sabemos o no podemos controlar.
Devuelve la dignidad
a las personas que las sufren,
como devolviste a la comunidad
al ciego Bartimeo.

Aumenta nuestra fe, Señor,
para que sin verte,
te descubramos entre la multitud
y vayamos a Ti venciendo nuestro miedo
y nuestra necesidad de quedar bien.

Señor, cura nuestra ceguera
y llévanos contigo por el camino cuesta arriba
de la vida cristiana comprometida
con la transformación del mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Cura mi mirada

Jesús,
mi mirada no siempre es transparente;
con frecuencia no soy capaz de ver y de valorar
las personas y las cosas tal como son;
los prejuicios y los miedos los deforman
y hacen nacer en mi
sentimientos de desconfianza.

A veces, tengo la mirada tan oscurecida
que no llego a descubrir y a valorar
las señales de amor que tú y los demás
me hacéis llegar para darme energía y fuerza
frente a las dificultades de la vida.

Hay días que soy muy corto de vista
y solo veo aquello que tengo delante de mí.
Vivo una vida sin horizonte y sin esperanza.

Como Bartimeo, te pido que me mires
e ilumines mi mirada interior y los ojos
con la Luz de la Fe y de Amor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ayúdanos a saber orar desde el fondo del corazón

Hoy te damos gracias, Señor Jesús,
porque siempre estás atento
a escuchar a los que te suplican
y acoges a todos los que te buscan,
sea cual sea su situación.

Ayúdanos a saber orar desde el fondo del corazón
y a saber ver y descubrir aquellas realidades
que son invisibles a los ojos,
pero que dan sentido a la vida y nos hacen cristianos:
la fe, el amor a todos, la esperanza,
tu presencia a nuestro lado.

Que sepamos ver
para descubrir a las personas que nos rodean
y tratarlas como hermanos tuyos y nuestros;
que no cerremos los ojos ni el corazón
a nadie que llame a la puerta
de nuestra vida.

Que también sepamos ver, Señor Jesús,
para descubrir cómo tenemos que seguirte,
cómo debemos vivir nuestra vocación
en la Iglesia y en el interior del mundo
para ser verdaderamente tus discípulos.

Que tengamos la alegría
y la presteza de Bartimeo
para acercarnos a ti cuando nos llamas,
tú que nunca dejas de llamarnos
a través de tu Palabra, de nuestros hermanos
y de los acontecimientos de cada día:
que en todo descubramos
cómo podemos servir y hacer el bien.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
No ser un obstáculo entre tú y los que te buscan

Señor Jesús, tú ibas por el camino
atento a los gritos de los necesitados,
no te hacías el sordo como los discípulos.

Ayúdame, en primer lugar,
a no ser un obstáculo
entre tú y los que te buscan,
a no quejarme de la molestia
de los que llaman a la iglesia
o se plantan en la puerta
y no saben hacer otra cosa que pedir,
a menudo con poca gracia.

Tú sorprendiste a los discípulos
pero también sorprendiste al ciego,
que intuyó que de ti podía obtener
mucho más que unas monedas.

Haznos la gracia de acertar
la manera correcta de acoger y acompañar
a los marginados y excluidos,
que encuentren en la Iglesia
mucho más que una ayuda material,
que encuentren la fe que los haga capaces
de ver y de caminar.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret