Domingo XXIII del tiempo ordinario

Cicle: 
C
Temps: 
Durant l'any
Domingo, 8 Septiembre 2019
P. Josep Vilarrubias Codina, cmf

La verdadera sabiduría

Una multitud de gente iba siguiendo a Jesús. Él veía muy bien que el seguimiento era superficial. Les encantaba ver las maravillas que hacía particularmente con los enfermos y escuchar su forma de hablar. Lo seguían con una curiosidad superficial.

Se ve claro que a Jesús no le gustaba tanta admiración y tantos comentarios de la gente.

Como si estuviera harto se volvió y dijo: No es eso, amigos, ¡no es eso! ¡Seguirme es seguirme! Seguirme tal como soy, ir adonde yo voy y al precio que sea necesario.

Nos pone muy alto el nivel: que lo prefiramos a él por encima de todo: por encima de los familiares, de los bienes materiales, de los propios intereses, del propio yo ¡y así cargar nuestra cruz!

Renunciar a lo que haga falta para que él lo sea todo en nosotros.

La palabra renuncia, a primera vista nos desorienta. No se trata de renunciar a nada, sino de elegir la parte mejor. Jesús sabe que el sentido de nuestra vida es el mismo que el de la suya: el AMOR de Dios a los hermanos, sin condiciones. El sentido es tan valioso que si preferimos a Jesús y nos entregamos de verdad, aceptaremos dejar todo lo que pueda interferir. En esto consiste la verdadera sabiduría.

En la primera lectura, del libro de la Sabiduría, se nos dice que solo Dios conoce la verdadera sabiduría. Y nos la envía como don de su Espíritu.

Sabiduría significa saber relativizar lo que es relativo, por atrayente que sea, y dar lugar a lo que es verdaderamente importante, aunque parezca difícil, tal como ocurre con los atletas que deben saber imponerse renuncias para obtener los objetivos deseados.

Y como sus palabras no son vacías, sino que su proyecto de seguimiento es serio, propone dos comparaciones:
- Quien quiera construirse una casa, primero debe calcular bien los costes de la obra, no fuera que se quedara sólo con los fundamentos ante el hazmerreír de todos.

- Quien quiera defender la ciudad ante un ejército mucho más numeroso, es necesario que envíe mensajeros para un trato de paz.

Seguir a Cristo no es saber cosas y adherirse a unas verdades. Es aceptar de vivir con su estilo de vida. Entonces el seguimiento resulta fascinante porque tocamos de cerca la belleza de un amor espléndido, nos encontramos con los favoritos del evangelio y eso llena el corazón, nos hace experimentar el verdadero sentido de nuestra vida.

Total, que Jesús pide renuncia y compromiso. No es necesario que te asustes. Es cosa de él, de su gracia, del Espíritu que nos empuja. A nosotros nos toca estar atentos y dejar que el Espíritu nos vaya modelando según el modelo de aquel a quien seguimos, a quien nos hemos entregado de lleno, a él que ha entregado su vida por nosotros.
Una vida entregada al Señor por encima de todas las cosas tiene como un halo, un no sé qué, como una secreta bendición para la gente del entorno.

Tipus recurs pastoral: