Domingo XVI del tiempo ordinario

Cicle: 
C
Temps: 
Durant l'any
Domingo, 21 Julio 2019
P. Josep Vilarrubias Codina, cmf

La actividad da buenos frutos si las raíces están bien nutridas con el Agua Viva

Atentos a la Palabra. Hoy Jesús nos lo dice claramente: esta es la mejor parte, y no te será quitada.

En el camino a Jerusalén y ya a menos de una jornada de llegar, Jesús se ha hospedado en casa de unos amigos, Lázaro, Marta y María. Es curioso que aquí no aparezcan en escena ni Lázaro, ni los apóstoles ni nadie más de los que los acompañaban. Jesús necesitaba reposar del largo viaje desde Galilea y prefirió la casa de los buenos amigos de Betania.

La escena que el evangelista nos presenta es entre Jesús y las dos hermanas Marta y María. Jesús las ama a ambas y ellas llenas de alegría por acogerlo actúan de diversa manera. Marta está ilusionada preparando una buena cena para compartir con Jesús. María en cambio se ha sentado a los pies del Maestro y lo escucha embelesada. Marta al cabo de un rato se pone nerviosa porque el tiempo se le echa encima mientras su hermana está tranquilamente sentada, y estalla la tensión. Marta se cuadra ante Jesús y su hermana: "ya está bien, yo esforzándome y ella aquí sin hacer nada; ¡dile que me ayude!". Hasta aquí, todo normal; pero la respuesta de Jesús la desconcierta: "Marta, Marta, te estás agobiando demasiado, con poco tendríamos suficiente (con un pan con tomate, podríamos decir nosotros). Tu hermana ha entendido que hay que aprovechar la oportunidad de encontrarnos juntos. Mira, entre tú y ella, ella ha escogido mejor. Y no se lo impediré".

Nos preguntamos qué está valorando más Jesús, si el trabajo de Marta o el hecho de ser escuchado.

Sería fácil decir que, para Jesús, Marta se está equivocando y que María ha acertado. Pero como siempre, no hay que precipitarse, debemos detenernos, muy atentos a la Palabra:

La Actitud de Marta tiene mérito. Ella quiere atender a su huésped amigo Jesús con todo tipo de detalles. Parece que tenga razón de quejarse. Jesús no la desautoriza ¿cómo podía hacerlo él que nos ha dicho de sí mismo: "he venido, no a ser servido sino a servir"? Podemos pensar que Lucas intentaba recordar a su generación de cristianos a los que escribía, que no todo está en actuar sino también, y por encima de todo, que lo hagamos con un buen colchón de escucha de la Palabra. En mantenernos atentos a la Palabra nuestra actividad tendrá su sentido pleno, aunque a menudo sea en actuaciones sencillas o limitadas debido a la edad o a otras circunstancias.

Ahora me viene a la memoria aquella palabra de María la Madre de Jesús en las bodas de Caná: "haced lo que él os diga". Dos verbos: haced (actúa) y él os diga. María nos lo pone en bandeja: que escuchemos atentos lo que él nos va diciendo (oración, silencio, escucha, lectura...) y que esta escucha sea la base de la acción pastoral, familiar, de barrio, de catequesis, de voluntariado...

Así pues, ¿qué es lo más importante para Jesús? Es la escucha activa.

No debemos oponer pues estas dos hermanas como si fueran símbolos de la vida activa y de la contemplación. Entre otras razones porque es impensable que Jesús lo hiciera, después de explicarnos la parábola del Buen Samaritano, (el domingo pasado). Jesús a veces nos recomienda la acción y a veces la oración, y siempre con la escucha de la Palabra.

Cada uno de nosotros sabrá cuál de los dos aspectos le conviene reforzar, si la actividad o bien la interiorización. Que la actividad no nos deje en el vacío la vida interior de amistad con el Señor. O bien que la dedicación al estudio de la Palabra y la oración no nos haga olvidar a los hermanos en sus actividades que necesitan nuestra ayuda. La actividad da buenos frutos si las raíces son bien nutridas con el Agua Viva.

Y ahora cabe preguntarse ¿cuál es el tema bíblico de hoy?: es la acogida. Acogida con el corazón y acogida con las manos.

En la primera lectura hemos visto cómo Abraham acoge una visita inesperada. Son tres forasteros y el patriarca intuye que en ellos está la visita de Dios. Los acoge con exquisitez oriental: agua para los pies, descanso a la sombra, panecillos recién cocidos, un buen plato de carne, un tazón de leche cuajada. Abraham escucha a los forasteros, enviados de Dios; le anuncian que tendrá un hijo y la descendencia será tan numerosa como las estrellas que vemos por la noche. Sara, a escondidas en la tienda, se ríe: esto es imposible. Abraham cree y el Señor se lo apunta como justicia, como santidad.

Abraham ha acogido con la acción y atención la Palabra.

Que el Espíritu nos ilumine el camino y nos dé la fuerza para seguirlo: UN CAMINO DE ACCIÓN Y CONTEMPLACIÓN.

Tipus recurs pastoral: