Domingo XX del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 14 Agosto 2022
Señor, aumenta nuestra fe

Tu mensaje no es siempre fácil.
No es solo el mensaje de paz y de consuelo
que nosotros buscamos.

Tus palabras
cuestionan nuestra tendencia
a vivir de una forma
cómoda y tranquila.
Todos nosotros estamos llamados
a profundizar sobre nuestra fe,
y hacerla más viva.

La fe es una actitud humana,
una forma de ser y de estar
que también configura la manera
de relacionarnos con los demás.
La fe nos mueve a responder,
luchar por la justicia
y ajustar así nuestra vida
a tu voluntad.
La fe es la lucha por el bien
que a tu estilo
requiere una autenticidad
en nuestro modo de actuar.

Necesitamos que nuestra fe
luche con coherencia
y se mantenga fiel
incluso cuando las cosas
no salen como esperamos.

Tu testimonio de fidelidad,
de palabra firme,
libre del deseo de complacer,
o de esperar el reconocimiento de todos,
nos espolea y nos motiva
para vencer los miedos que se cuelan
por el corazón y por la vida
cuando topamos con la resistencia
de quienes no creen
que el amor sea la última palabra.

Gracias porque nos dices
que la auténtica libertad
es el signo más claro
de una fe firme y madura.
Señor, aumenta nuestra fe.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que no perdamos la esperanza

Señor Jesús, has pasado por el mundo
siendo un testigo apasionado
del amor del Padre.
Nos lo has comunicado con tu vida
y con tu muerte y resurrección.
Te damos gracias por ello, y también
por tantas mujeres y hombres
que se han dejado inflamar por el fuego
del Evangelio, y viven entusiasmados
siguiendo tu camino de vida.

Mirándonos a nosotros mismos,
a veces nos descubrimos desanimados.
Por eso te pedimos que nos colmes
de tu Espíritu, para que nos enseñe
cómo debemos vivir la fe
y nos haga decididos a seguir tu camino
de vida y salvación para todos.

No permitas que tus discípulos nos cansemos
de vivir haciendo el bien cada día.
Que tu palabra y la vida de comunidad
reanimen el fuego de tu amor
que has encendido en cada creyente.

Que no perdamos la esperanza
ni la fuerza de luchar y orar para que
este mundo al que tú tanto amas
viva de manera más justa y fraterna,
las personas piensen más en los demás,
los más pobres tengan dignidad,
y tu palabra sea la luz
que guíe nuestros pasos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos rompes los esquemas, Señor

Tendemos a encasillarte
cada cual con la que más le conviene-
para no tener que cambiar la actitud del corazón.

Unas veces te queremos ver pacífico
y nos decimos que tú eres así y nada más.
Otras te quisiéramos ver enérgico y tajante
para decirnos que es así como hemos de ser.

«Ser radical» significa para nosotros
o ser pacíficos o ser enérgicos: una de dos.
Pero tú dices que «ser radical» significa
ser radicalmente pacíficos… y a la vez
Y ser radicalmente enérgicos…

Tú que viniste a prender fuego en el mundo,
dices que no apagas el pábilo vacilante;
tú que has venido a traer la división,
dices que no quiebras la caña cascada.

Sé tú, Señor, la raíz profunda de nuestra vida:
y de este modo nuestra comunión contigo
nos hará radicales en una cosa: ¡en el amor!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Quiero apuntarme a tu lucha

Quiero apuntarme a tu lucha.
Lucha contra la cerrazón y el rechazo
de las personas que no me gustan.
Lucha contra el desánimo y la pereza
de afrontar retos difíciles.
Lucha contra el egoísmo, la insolidaridad,
la tentación de servirme de los demás.

Quiero apuntarme a tu lucha
y a la de una nube tan grande de testigos
de ahora mismo y de todos los tiempos
que me enseñan que es posible vivir la fe.

Sé que tendré que remar contra corriente
que puedo tener incomprensiones y algún rechazo,
poca cosa en comparación con tu cruz.

No es una lucha contra nadie,
sino a favor del Reino de paz y fraternidad
que tú has venido a anunciar y construir.

Por eso no valen todas las armas,
sólo las que tú usaste
y que encontramos en el evangelio.
Tu Espíritu, que habita en nosotros,
nos ilumina y nos impulsa
para que sepamos discernir los signos de los tiempos
y ser tus manos, tus ojos,
tus pies en el mundo de hoy.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tú nos animas a seguir adelante

Señor, gracias por no engañarnos,
por hablarnos claro
y mostrarnos las dificultades del camino.

Otros nos deslumbran
con soluciones fáciles e inmediatas,
pero Tú no nos escondes las contrariedades
que tendremos que afrontar.

Tú nos animas a seguir adelante,
no con palabras vacías,
sino con tu vida,
con tu ejemplo,
con tu testimonio.

Si tenemos presente el ataque tan duro
que soportaste,
no cejaremos,
no nos dejaremos abatir,
no nos cansaremos de resistir.

Porque Tú nunca nos abandonas,
aunque estemos en el pozo más profundo,
aunque nos sintamos acosados por la vida.

Con tu sacrificio
nos has abierto un camino que nos lleva a la felicidad,
y nos animas a seguir luchando,
a no dejarnos llevar por el desánimo,
porque vale la pena aguantar hasta el final.

No queremos caer en la comodidad
de no hacer nada.
Queremos liberarnos de los impedimentos
que no nos dejan avanzar,
para poder llegar a la meta:
estar para siempre contigo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret