La Santísima Trinidad

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 12 Junio 2022
Atentos a tu Palabra, descubrimos la verdad de los signos de los tiempos

Gracias, Señor, por el don de la vida,
porque somos creados por el amor
y desde el amor.

Gracias porque nos quieres
entrañablemente y con ternura,
como Padre bueno, familiar y cercano,
que nos espera con la mesa puesta
cuando volvemos cansados
de los caminos del día a día.

Gracias por el Hijo
que nos ha hablado de tu Amor,
que es camino, verdad y vida
y no solo comparte
nuestros dolores y cansancios
sino que también carga con nuestras culpas.

Gracias por tu Espíritu Santo
que nos acompaña a lo largo del tiempo
y nos empuja con su fuerza creadora
y siempre nueva
a seguir colaborando en tu creación,
y nos hace sentir en casa,
como hijos de un mismo Padre.

Que vivamos abiertos a la acción de tu Espíritu
siempre nuevo, siempre sorprendente,
y, que atentos a tu Palabra, descubramos
la verdad de los signos de los tiempos
para responder a lo que tú esperas de nosotros
en este momento de nuestra historia y vida.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

Padre, algunas veces
no comprendemos tu manera de actuar.
Danos un corazón limpio y confiado,
y cuenta con nosotros para cuidar del mundo
y de las personas.

Señor Jesús, que en la Eucaristía
encontremos el alimento y la fuerza
para ser testigos de tu amor
y que trabajemos por la unidad
como Tú nos pediste en la Última Cena.

Por la fuerza de tu Espíritu, Señor,
líbrame de compararme con otros.
Que hable con franqueza,
aunque mis palabras no gusten a todos.

Que viva y actúe de acuerdo con mi conciencia
y no esté pendiente
de la aprobación de los demás.

Que cada uno de nosotros, Señor,
sepamos descubrir nuestro propio don.
Que nuestras heridas nos enseñen
a comprender a los demás.
que en todo momento
me sienta hijo tuyo muy amado.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos invitáis a entrar en vuestra familia

Bendito eres Padre, por ser la fuente de la vida:
todos existimos porque tú nos amas.
Bendito eres porque nos invitas
a entrar en tu familia
y porque quieres que te llamemos con
el mejor nombre que conocemos: ¡Padre/Madre!

Bendito eres, Jesús, nuestro hermano,
por ser persona humana como nosotros,
sin egoísmo ni pecado,
el Hombre totalmente libre para amar y servir.
Bendito eres por ser el Hijo
y el Comunicador del Padre
que nos hablas con tu vida entera
y nos enseñas a ser plenamente humanos.
Bendito eres porque pasaste por el mundo
haciendo solamente el bien
y luchando contra toda clase de mal.

Bendito eres, Espíritu Santo,
porque te das a conocer llenando
de valentía, de amor, de sabiduría, de paz
la vida de Jesús, y de María y de los profetas
de ayer y de siempre.
Bendito eres porque mueves a las personas
a hacer el bien y a buscar la fraternidad.
Bendito eres por guiar a las comunidades creyentes
y mantener viva entre nosotros
la palabra y la fuerza del Evangelio.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que, como Nicodemo, sepamos buscar a Jesús

Dios nuestro, te damos gracias
porque no has querido quedarte en las alturas,
sino que has venido al encuentro de la humanidad
a quien tanto amas y quieres que sea feliz.

Te damos gracias porque Jesús, tu Hijo,
se ha hecho nuestro hermano y porque en él
toda la humanidad es también familia tuya.

Él también nos ha dado a conocer tu rostro
de Padre misericordioso, cuya alegría es
amar sin medida y acoger en su casa
a cada uno de sus hijos e hijas.

Te damos gracias porque el mismo Espíritu que
llenaba el corazón de Jesús está en nosotros,
habita en cada ser humano y llena el universo
haciéndonos buscar la paz y la fraternidad.

Te damos gracias porque nos haces comprender
que salir de nosotros mismos nos hace bien,
nos dignifica y nos hace crecer como personas
y cuanto más capaces somos de entregarnos,
más abiertos estamos a recibir tu amor.

Haz que, como Moisés, sepamos cada mañana
“subir al monte” para escucharte,
para estar contigo, y llevar a nuestros hermanos
la alegría de haberte encontrado y
los horizontes que abres a nuestra existencia.

Que, como Nicodemo, sepamos buscar a Jesús,
aunque sea de noche en nuestro interior,
para que él ilumine nuestro camino.

No permitas que nos condenemos nosotros mismos
a una vida triste o sin esperanza,
fruto de prescindir de ti y de encerrarnos
en nuestro egoísmo estéril.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Diálogo contemplativo

Sabemos que eres un maestro enviado por Dios,
rabino Jesús, Señor nuestro.
Quisiera escucharte plácidamente,
como Nicodemo, en diálogo nocturno.

¿De qué nos hablas, Señor, 
sino de lo que conoces como nadie,
de las realidades celestiales que has contemplado:
de tu Padre y del Espíritu?

Del proyecto de los Tres, Dios mío,
de vuestro reino que nos salva y santifica.
Tú has sido enviado precisamente para eso.
No para condenar, sino para salvar.
Tú, el Hijo de Dios, que amas como a hermanos 
a quienes creen el amor eterno que revelas 
tanto del Padre como del Espíritu,
amor tripersonal del Dios único, vida perdurable.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era al principio, ahora y siempre 
y por los siglos de los siglos. Amén.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Gracias, Trinidad Santa, por ser nuestro Dios

Padre, gracias por habernos creado,
por habernos concedido el don de la existencia,
por haber pensado en cada uno de nosotros
mucho antes de que nos acogiera el seno de la madre.
Gracias por haber creado el mundo para que lo habitemos.
Enséñanos a cuidarlo
para no destruir tu obra.
Gracias por darnos a tu Hijo Jesucristo,
nuestro Maestro, nuestro Amigo,
nuestro Salvador.

Gracias, Jesús, por renunciar a tu condición divina
y hacerte uno más de nosotros.
Por haber plantado tu tienda
entre nosotros.
Gracias por habernos enseñado el camino del amor
que te condujo hasta la cruz.
Gracias por mostrarnos tu victoria sobre la muerte
que nos colma de esperanza.
Gracias por haber enviado al Espíritu Santo Paráclito.
Sin Él no entenderíamos lo que nos dijiste,
ni tampoco lo podríamos vivir.

Gracias, Espíritu Santo, por renovarnos,
por hacernos renacer,
por guiarnos y consolarnos.

Gracias, Trinidad Santa, por ser nuestro Dios.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret