Viernes Santo - Pasión del Señor

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Cuaresma
Data : 
Viernes, 15 Abril 2022
Tu cruz es expresión de un amor sin medida

Cuando creemos
que conocemos todas las respuestas,
llega tu muerte y cambias todas las preguntas.

Ahora, ante el silencio de la cruz,
tú, que eres la Palabra,
nos mueves a activar la memoria del corazón,
abrir lo ojos
y leer la realidad desde tu dolor.

Nada es diferente.

Aún tenemos en los labios
el gusto de tu pan, Señor,
el sabor de cena compartida entre amigos.

Aún escuchamos tu voz al oído que nos dice:
«No tengáis miedo».

Comulgar hoy es pedirte
que llenes nuestros vacíos
y nos ayudes a llevar nuestras cruces.

Tu cruz es expresión
de un amor sin medida
que canta, sobre el silencio y el tiempo,
una melodía de esperanza que invita a confiar.

En tu muerte descubrimos una belleza oculta
que se niega a sucumbir al desánimo,
que nos habla de Vida, de eternidad.

Tu paso por ella ha convertido la tierra
en un lugar de posible encuentro con el Padre.

Sabemos que la muerte no es la última palabra.
Ahora nos toca esperar.
La espera de tu palabra de Vida
es el mapa de nuestra esperanza.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Enséñanos a transformar el mal en bien

Señor, sabías el resultado de tu juicio.
Sabías que estabas condenado de antemano.
Lo saben también muchas de las personas
que son juzgadas injustamente.
Que no condenemos a nadie
en tu Nombre, Señor.

Señor, junto a la cruz
estaban tu Madre y las otras mujeres.
Estaban allí por amor y para dejar patente
la injusticia que se había cometido.
Da fuerza Señor, a todas las madres
que contra viento y marea luchan
y defienden a sus hijos o maridos.

Señor, queremos seguirte
y confiar plenamente
en el amor que el Padre Dios nos tiene.
Enséñanos a transformar el mal en bien.
En los tiempos de crisis
y de cruz para muchas personas,
enséñanos a transformar en oportunidad
y estímulo el dolor que nos oprime.

Señor, tu silencio respondió a las preguntas
que eran mero pretexto para condenarte.
Tu silencio fue la mayor condena
para los jueces.
Danos valor para callar
cuando no tenemos la respuesta adecuada.
Líbranos de la palabrería.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que sepamos ser como tú en la capacidad de amar y perdonar

Señor Jesús, en actitud de silencio y adoración
te contemplamos clavado en cruz 
y te agradecemos porque quisiste ser probado en todo
como nosotros, menos en el pecado; 
y especialmente te damos gracias 
porque no te echaste atrás cuando el egoísmo humano
te clavó en cruz y quiso aniquilarte.

Te pedimos que sepamos ser como tú
en la capacidad de amar y perdonar, 
de saber vivir a fondo el camino de la fe 
y de la entrega incondicional 
de la propia persona,
de no dejarnos vencer por el mal 
ni dejarnos robar la dignidad de hijos del Padre.

Que besando hoy tu cruz, Señor Jesús,
aprendamos a ser más solidarios 
con todos los que sufren y son maltratados,
especialmente por falta de amor y respeto:
los perseguidos y asesinados por su fe,
los maltratados por un sistema económico 
que deja a muchos 
sin recursos y desesperados,
los que son tratados como mercancía
por los que no buscan más que lucro,
los que se encuentran solos o sin objetivo
para vivir con alegría y esperanza.

Que sintiendo como propio el sufrimiento humano,
unidos a ti, que lo has hecho tuyo,
podamos encontrar caminos de liberación
y de vida renovada.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Haz nacer en mí la esperanza que nunca muere

En la madera y los clavos de la cruz
se materializan los pecados de la humanidad.
La ira de los soldados, el miedo de Pilato
y la hipocresía del Sanedrín te condenaron,
pero tú lo convertiste todo
en la materia que te permitió
entregarte hasta el extremo por el bien de todos.
¡Oh feliz culpa, que mereció
tan gran redentor!

Déjame mirar con atención tu cruz,
Señor, hasta encontrar mi pecado,
mis pecados que tienen tantos nombres
pero siempre acaban siendo lo mismo:
ira, miedo, hipocresía, mentira, egoísmo…

Déjame contemplarlos
regados por tu sangre
y comprender, más allá de las palabras,
lo que has hecho por mí y por todos nosotros.

Junto a María, madre nuestra,
haz nacer en mí la esperanza
que nunca muere.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que sepamos estar al lado de quienes nos necesitan

Señor, a lo largo de esta semana
la Liturgia nos ha ido presentando tu muerte,
la angustia de tu Pasión
y el desconcierto de los discípulos.
Haz, Señor, que sepamos callar
y acompañar a cuantos viven
momentos de angustia, de pasión o de muerte.

En tu muerte, Señor,
queremos descubrir y aceptar
las «pequeñas muertes» de nuestra vida,
que nos hablan de nuestra debilidad
y de nuestra limitación y que Tú, Señor,
las has hecho tuyas.

Señor, tu muerte se repite cada vez
que nuestra sociedad o nuestra cultura
quiere sacarte de nuestra vida.
Haznos conscientes de nuestra soberbia
y de lo absurdo de nuestra pretensión.

Señor, ayúdanos a ser fuertes.
Que sepamos estar
al lado de los que nos necesitan
y no nos lavemos las manos
para evitarnos conflictos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tú nos enseñas que vivir es darse

Gracias, Jesús, por abrir tus brazos en la cruz
y darnos así la vida, tu vida.

Te hiciste hombre,
renunciando a tu condición divina,
para hacernos descubrir un sentido más profundo
para nuestra existencia.

A menudo nos conformamos con muy poco,
y a eso le llamamos «vida».

En cambio, cuando irrumpe alguna dificultad,
cuando todo nos es adverso,
cuando nos visita el sufrimiento,
cuando no sabemos qué hacer,
cuando caemos en el abismo de la desesperación,
pensamos que esto ya no es «vida».

Pero Tú nos enseñas a afrontar los problemas,
a superar los obstáculos,
aunque ello implique sufrir.
Tú nos enseñas que vivir es darse
aunque ello comporte contrariedades.
Tú nos enseñas a perder la vida para ganarla,
porque una vida centrada en uno mismo no es vida.

Gracias por tu sacrificio,
gracias por tu valentía,
gracias por tu generosidad,
gracias porque en tu muerte hallamos la vida.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret