Domingo XIII del tiempo ordinario

Cicle: 
C
Temps: 
Durant l'any
Domingo, 30 Junio 2019
P. Josep Vilarrubias Codina, cmf

Quien quiera seguir a Jesús debe estar libre de trabas

"El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza"

Jesús nos dice que el reino de Dios es como un tesoro escondido en un campo. El hombre que lo encuentra se lo puede quedar, pero es a condición de venderse todo lo que tiene para poder comprar el campo.

En la vida también nos pasa esto, ya lo sabemos. Tantas cosas importantes que nos obligan a dejar otras... Hoy el Señor dice claramente cómo debe ser nuestra disponibilidad a aceptar renuncias si verdaderamente queremos seguir.

Vayamos por pasos:

* Jesús se decide a marchar hacia Jerusalén. Inicia el camino en que, pasando por su entrega en la cruz, lo conducirá hasta la glorificación que lo será también para nosotros si aceptamos de seguirlo.

* Los caminos de Galilea a Jerusalén tenían un obstáculo serio: tenían que pasar por Samaría, tierra de gente renegada, hereje, indeseable, enemiga. Jesús envía por delante algunos que le preparen hospedaje por el camino. Pero estos son mal recibidos. Santiago y Juan se enfadan mucho y, pensando quizás en Elías que había hecho bajar fuego del cielo contra los sacerdotes paganos, ahora quieren pedir que baje fuego del cielo sobre aquellos samaritanos. Pero Jesús los reprende. Hay que seguir el camino adelante.

Nosotros, los seguidores de Jesús, arriesgamos de ser despreciados, rechazados, maltratados... Jesús nos invita a la calma y a seguir caminando adelante con él. Ciertamente seguir a Jesús conlleva problemas y situaciones difíciles, pero sabemos a quién nos hemos confiado.

• En el camino hay tres escenas entorno al seguimiento de Jesús. Parece que el evangelista hace un montaje literario para plantificarnos tres sentencias o máximas del Señor que nos pueden sorprender pero que señalan que seguir a Jesús no es para pasar buenamente el tiempo o para pasárnoslo tal como a nosotros nos parecería más cómodo y puede ser de más lucimiento junto al Maestro. Las tres respuestas de Jesús suenan a renuncia. El tema no es propiamente de renuncia sino de elección: si optas decidido por seguir a Jesús tienes que hacer su camino, un camino que pide renuncias.

• Las renuncias del seguimiento tienen un buen resultado: es el poder estar con Jesús, sentirnos queridos, perdonados, confiados, colaboradores, testigos de salvación.

+ Primera máxima: Los zorros tienen sus madrigueras y los pájaros sus nidos, pero yo no tengo donde reclinar la cabeza.

Como esto sucedía por el camino, parece que no se refiera tanto a la pobreza sino a la disponibilidad. Quien quiera seguir a Jesús debe estar libre de trabas. Dejar el hogar si es necesario, dejarlo todo para dedicarse de lleno al Evangelio. Pero no es este el núcleo de la cuestión. Es una cuestión del corazón. Los bienes materiales frenan si el corazón está enganchado. Si el corazón está desprendido, si estamos del todo disponibles, sin vivir atrapados por las cosas o personas, éstas resultan ser un medio para la fidelidad en el camino de seguimiento. Es cuestión del corazón. O el Señor o el dinero, dice el Señor: No se puede servir a dos señores.

+ Segunda máxima: "Deja que los muertos entierren a sus muertos"

No parece que se refiera al padre acabado de morir, sino esperar hasta que el padre haya muerto. Ir dando largas no entra en el seguimiento de Jesús.

+ Tercera máxima: "El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no vale para el reino de Dios."

Despedirse de la familia suponía en aquella sociedad días o semanas a celebrar la partida. Esta respuesta de Jesús es en la misma línea de la anterior pero añadiendo que la renuncia debe ser en todo, no sólo renunciar a los bienes materiales sino también a las personas que sea necesario, incluso de la familia. Como Jesús, nuestra familia por la que comprometernos es toda la humanidad, en el lugar y situaciones que se nos pida.

Se trata pues, no de renunciar por renunciar, sino de poner en el centro de la vida la persona de Jesús, de modo que nada pueda pasar por encima de él. Primero el Señor. Él en todo. Y todas las cosas y personas las poseemos y las disfrutamos en la medida que nos sirven para este fin.

Si caminamos con él, si lo seguimos con amor, todo lo demás lo valoramos y saboreamos de otro modo.

Tipus recurs pastoral: